
Sin Maldad / José García Abad
Ha irrumpido en España la teoría del enfurruñamiento acuñada en ‘El País’ por el catedrático Ignacio Sánchez Cuenca en septiembre de 2021 y que estos días rebota con aportaciones de Pablo Ximénez de Sandoval, Víctor Lapuente, Ignacio Camuñas, Ramón Tamames y Juan Luis Cebrián.

Después del espectáculo que nos está ofreciendo Juan Carlos I resultan un tanto chocantes manifiestos que potencian al monarca frente a Pedro Sánchez, aunque confieso que Felipe VI lo está haciendo razonablemente bien, con lo que supongo representa de sufrimiento personal.
Tras lo que estamos viendo del comportamiento del rey chorizo hay que recordar las obligaciones que tiene el jefe del Ejecutivo, dentro del orden constitucional y del sentido común de vigilar, con el debido respeto, el comportamiento del jefe del Estado. Las deficiencias de Felipe González en el control de Juan Carlos han facilitado el descaro de éste y el deterioro de la institución.
Señalaba Sánchez Cuenca En “Las élites enfurruñadas de la Transición”: “No deja de ser curiosa la cantidad de políticos, altos funcionarios, empresarios, intelectuales y profesionales que vivieron la Transición, que están orgullosos de aquel periodo histórico y que, no obstante, han endurecido sus posiciones, desplazándose hacia la derecha, adoptando actitudes crecientemente conservadoras, intolerantes y excluyentes”.
A esta ola enfurruñada se ha incorporado estos días un libro titulado ‘España Democracia menguante’ escrito por los catedráticos Manuel Aragón, Francesc de Carreras, Juan Díez Nicolás, Tomás Ramón Fernández, José Luis García Delgado, Emilio Lamo de Espinosa, Araceli Mangas, Francisco Sosa Wagner y Gabriel Tortella que va más allá, impartiendo conclusiones aún más exageradas sobre la calidad de nuestra democracia, denunciando un cierto giro en la forma de Estado, la monarquía parlamentaria, que en mi opinión deforma el espíritu de nuestra Constitución con afirmaciones inexactas o de poco fundamento.
Denuncia una especie de golpe de Estado suave de Pedro Sánchez que invade los poderes del Estado a costa del espacio político y simbólico del Rey. Una teoría que ha servido a José Antonio Zarzalejos, firmemente monárquico, a ir algo más lejos.
Abusos de Sánchez que denuncia Zarzalejos
Sostiene Zarzalejos que Pedro Sánchez ha ido invadiendo los otros poderes del Estado por los mecanismos que se describen en dicho ensayo, pero también ha ido reduciendo el radio de acción de la jefatura del Estado. No ha reprobado los plantones a Felipe VI en Cataluña; no ha disciplinado en el respeto a la Corona a los ministros que contradicen su compromiso con la Constitución a la que prometieron fidelidad y que denuestan de la monarquía parlamentaria llegando a no reconocerla como legítima –no acuden a las rondas de consultas del artículo 99 de la CE–, ni ha observado el cuidado preciso en la gestualidad protocolaria que el Rey merece por su condición –desde retrasos con espera del monarca hasta negativas a refrendar desplazamientos de Don Felipe, pasando por inadecuados comportamientos que parecen subordinar al Rey en actos públicos–.
La Constitución es la que es. No fue viable hacer un referéndum sobre la forma de Estado y la izquierda tragó con la Monarquía –“hubiera sido una locura no hacerlo. Hubiéramos durado lo que un pastel en la puerta de un colegio”, me comentó Gregorio Peces Barba para mi libro ‘La soledad del Rey’–.
Bien, tenemos monarquía parlamentaria pero los constituyentes que acababan de asistir a la muerte del dictador, todavía muy vivo en la sociedad española, despojaron al monarca de todos los poderes que el “caudillo” le entregó.
Después del espectáculo que nos está ofreciendo Juan Carlos I resultan un tanto chocantes manifiestos que potencien al monarca frente al presidente del Gobierno, aunque confieso que Felipe VI lo está haciendo razonablemente bien, con lo que supongo representa de sufrimiento personal.
Tras lo que estamos viendo del comportamiento del rey chorizo hay que recordar las obligaciones que tiene el jefe del Ejecutivo, dentro del orden constitucional y del sentido común de vigilar, con el debido respeto, el comportamiento del jefe del Estado. Las deficiencias de Felipe González en el control de Juan Carlos han facilitado el descaro de éste y el deterioro de la institución.
Lleva ejerciendo la profesión de periodista desde hace más de medio siglo. Ha trabajado en prensa, radio y televisión y ha sido presidente de la Asociación de Periodistas Económicos por tres periodos. Es fundador y presidente del Grupo Nuevo Lunes, que edita los semanarios El Nuevo Lunes, de economía y negocios y El Siglo, de información general.