
Sin Maldad / José García Abad
En España son más los muertos que los vivos (336.247 nacimientos, frente a 449.270 defunciones en 2021). Crece la población pero gracias a los inmigrantes, según el informe sobre la población española que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INE).
La tasa de fecundidad, por debajo del índice de reemplazo generacional que señalaría el equilibrio entre nacimientos y defunciones, sigue por debajo de 1,5 hijos por mujer, una de las más bajas del mundo, un fenómeno que se mantiene en las últimas décadas y que no merece la preocupación ciudadana y la ocupación del Gobierno ni la crítica de las oposiciones ante la imperiosa necesidad de una eficaz política de natalidad.

Un año más el INE nos muestra un país envejecido y socialmente enfermo que pone de manifiesto las dificultades económicas de la juventud y las escasas esperanzas de mejora. También denuncia la diferencia entre lo que las familias consideran deseable, tener dos hijos, y la realidad estadística. Un desfase entre el reloj biológico y el reloj social, como señala un informe de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA). Sostiene FEDEA que “aunque no hay recetas mágicas para incentivar la fecundidad, una mejora en el acceso, estabilidad y calidad del empleo entre los adultos jóvenes permitiría atenuar este desfase”.
Un año más, el INE nos muestra un país envejecido y socialmente enfermo que pone de manifiesto las dificultades económicas de la juventud y las escasas esperanzas de mejora. También denuncia la diferencia entre lo que las familias consideran deseable, tener dos hijos, y la realidad estadística. Un desfase entre el reloj biológico y el reloj social, como señala un informe de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada ( FEDEA) elaborado por Teresa Castro-Martín(CSIC), Teresa Martín-García (CSIC), Julia Cordero (UCM) y Marta Saiz (UNED).
FEDEA, fundada en mayo de 1985 por Luis Ángel Rojo, director en aquel momento del Servicio de Estudios del Banco de España, con el objetivo de ser un puente entre el mundo académico, la sociedad civil y los gestores públicos, sostiene que “aunque no hay recetas mágicas para incentivar la fecundidad, una mejora en el acceso, estabilidad y calidad del empleo entre los adultos jóvenes permitiría atenuar este desfase”.
Hoy no se suelen lograr unas condiciones laborales que permitan afrontar adecuadamente la crianza hasta edades relativamente tardías. La tasa de fecundidad condiciona en buena medida el ritmo de envejecimiento demográfico y el tamaño de la futura población económicamente activa. Por ello, la persistencia de un nivel muy bajo de fecundidad en una población cada vez más longeva supone un reto importante para el Estado del Bienestar, en particular, para el sistema de pensiones, que está en gran parte estructurado sobre la base de transferencias públicas intergeneracionales, así como para la organización de la provisión de cuidados.
Benditos inmigrantes
La población residente en España aumentó en 34.110 personas durante el año 2021 y se situó en 47.432.805 habitantes a 1 de enero de 2022. El descenso vegetativo de 113.023 personas se compensó por un saldo migratorio positivo de 148.677 personas.
Entre las principales nacionalidades extranjeras, los mayores incrementos se dieron, como pude verse en este cuadro, en la población italiana (19.093 más), colombiana (18.203) y venezolana (11.481). Y los mayores descensos en la de Rumanía (–25.146), Ecuador (–5.755) y China (–4.516).
Durante el año 2021 la población creció en 10 comunidades autónomas y se redujo en las siete restantes. Los mayores incrementos en términos relativos se registraron en Región de Murcia (0,63%), Comunidad Valenciana (0,50%) y Canarias (0,36%). En el otro extremo, los descensos de población más acusados se dieron en Aragón (–1,24%), Principado de Asturias (–0,66%) y Extremadura (–0,44%).
La familia ya no es lo que era
A lo largo de las últimas décadas, no sólo ha descendido la fecundidad hasta alcanzar niveles muy bajos, sino que el contexto familiar en el que se tienen los hijos ha experimentado profundas transformaciones: el aumento de parejas de hecho, la mayor frecuencia de rupturas conyugales y el incremento de segundas uniones y familias reconstituidas.
La rápida difusión de la cohabitación está desplazando progresivamente al matrimonio como vía de formación familiar y contexto socialmente aceptado para tener y criar hijos. En algunos casos, la cohabitación funciona como una etapa informal previa al matrimonio, pero en muchos otros constituye una alternativa al mismo.
Si bien las mujeres con estudios universitarios fueron las pioneras en la adopción de la cohabitación a mediados de los años 90, hoy en día este modelo de convivencia en pareja se ha generalizado al conjunto de la sociedad. España, a diferencia de otros países de la Unión Europea, no cuenta con una legislación a nivel nacional que equipare de forma sistemática los derechos de las parejas de hecho y los matrimonios, aunque sí existen leyes de carácter autonómico que regulan algunos de estos derechos. Todo indica que la disociación entre matrimonio y reproducción ya es un proceso consolidado en España, con pocos visos de revertirse.
Lleva ejerciendo la profesión de periodista desde hace más de medio siglo. Ha trabajado en prensa, radio y televisión y ha sido presidente de la Asociación de Periodistas Económicos por tres periodos. Es fundador y presidente del Grupo Nuevo Lunes, que edita los semanarios El Nuevo Lunes, de economía y negocios y El Siglo, de información general.