La vicepresidenta sigue tendiendo puentes para tejer una candidatura conjunta a la izquierda del PSOE. Una candidatura que todavía es una incógnita, pero a la que hay varios actores políticos que temen, por muy diferentes razones. En el PSOE, no pierden de vista que es una candidata muy bien valorada que amenaza seriamente su base electoral, como ya pasó en 2015. En el PP, fían buena parte de sus opciones de gobierno a la erosión del espacio de Unidas Podemos, que se complica con la vicepresidenta como candidata. Y en Podemos, aunque nadie discute el liderazgo de Díaz, algunos se resisten a perder el rol de referencia que ahora juegan, como Iñigo Errejón se resiste a renunciar al camino propio que ha emprendido con Más País.
En el PSOE se debaten entre la necesidad de que Unidas Podemos no retroceda más de lo que lo ha hecho en las últimas citas electorales –del 14% en abril de 2019 al 12% en noviembre de ese año y al 10% que le conceden las encuestas de media actualmente- y el peligro de que pueda volver a los niveles que registró en el ciclo electoral 2015-2016, en el que ese espacio político superó el 20% de los votos y no alcanzó el sorpasso por unas decenas de miles de votos.
Siempre ha estado en el podio de ministras mejor valoradas, tras Margarita Robles y Nadia Calviño, pero este verano se estrenaba en el CIS como la líder política más valorada del país
El perfil transversal de Díaz lo vienen recogiendo las encuestas desde hace tiempo. Siempre ha estado en el podio de ministras mejor valoradas, tras Margarita Robles y Nadia Calviño, pero este verano se estrenaba en el CIS como la líder política más valorada del país, con una nota de 4,6. El aumento de las posibilidades electorales del espacio de Unidas Podemos con ella como candidata se ve aún más claro si se compara con las valoraciones que recibía Pablo Iglesias entre sus propios votantes y los del PSOE en el CIS. Iglesias recibía una nota del 6,1 entre los votantes morados y del 4,2 entre los socialistas. Díaz, supera el 7 entre los primeros y el 6 entre los segundos.
De momento, Iván Redondo dejaba caer esta semana que, en su opinión, Yolanda Díaz está en condiciones de ser la próxima presidenta del Gobierno. Redondo basa esta afirmación en que es la candidata preferida entre los menores de 45 años, que suponen el 40% de los electores, según ha explicado en una entrevista concedida a ‘Espejo Público’. El exjefe de gabinete del presidente del Gobierno considera que la plataforma transversal que debe llevar a cabo tendría que ser un “movimiento amplio” más que un “frente amplio” y no solo a la izquierda del PSOE. Además, ha indicado que Podemos debe jugar un papel importante en este movimiento y que hay muchas personas que no están y deben incorporarse para abordar un espacio de “10 millones de votos”.
En el equipo de Díaz explican que Redondo acierta cuando afirma que la candidatura debe ser más un “movimiento” que un “frente” y que no puede renunciar al capital político de Podemos. Sin embargo, subrayan que la conclusión de Redondo sobre las posibilidades de Díaz no son firmes sólo por su valoración entre las franjas de edad más jóvenes. Estas fuentes explican que esto es algo relativamente frecuente en los candidatos de la izquierda, le pasó a Pablo Iglesias y le pasó a Julio Anguita en los 90. Lo novedoso de Díaz, y lo que le concedería más posibilidades, es su capacidad de penetración en sectores sociales más centristas y en las franjas altas de edad. Por ejemplo, estas fuentes destacan que Díaz es mejor valorada que el presidente del Gobierno entre los mayores de 65 años.
Podemos, entre la nave nodriza y el papel de figurante
La vicepresidenta segunda estuvo hace algunos días en la fiesta del PCE, en la que se conmemoraba el centenario del partido, pero no estuvo en la Universidad de Otoño que Podemos organizó el pasado fin de semana
En este escenario, la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, insiste en que Yolanda Díaz “es el plan A, el plan B y el plan C de Podemos”, como expresaba recientemente en Público. Por su parte, la ministra de Igualdad, Irene Montero, afirmaba también en Público que Díaz siempre ha sido “un referente” y que “ha demostrado ser la mujer mejor situada ahora mismo para liderar un proyecto colectivo, un proyecto feminista, un frente amplio que sea capaz de conseguir que nuestro espacio político sea la fuerza mayoritaria en el Gobierno de España”. Además “si hay alguien que puede conseguir” que vuelva a compartir lista electoral con Iñigo Errejón, esa “es Yolanda Díaz”, afirmaba la ministra.
Pero que haya consenso en asumir el liderazgo de Díaz, no quita para que en ciertos sectores de Podemos se haya instalado un cierto recelo a perder el papel protagonista, de referencia, que ahora juegan. Juan Carlos Monedero, verso suelto, sin cargos ya en la formación, afirmaba este fin de semana en la Universidad de Otoño de los morados que Podemos debe ser la “nave nodriza” del “frente amplio”. Eso sí, también auguró que “nos van a querer poner en contradicción con Yolanda Díaz” y advirtió de que “no lo van a lograr”.
Lo cierto es que Yolanda Díaz viene marcando distancias con Podemos desde hace algún tiempo. Ella, como ha explicado públicamente, tiene intención de trascender los partidos, pero es cierto que hay formaciones y líderes con los que Díaz parece más cómoda y otros con los que no. Por ejemplo, la vicepresidenta segunda estuvo hace algunos días en la fiesta del PCE, en la que se conmemoraba el centenario del partido, pero no en la Universidad de Otoño que Podemos organizó el pasado fin de semana. Tampoco tiene problema de comparecer en público junto a Ada Colau y es patente la buena relación con la vicepresidenta de la Generalitat valenciana, Mònica Oltra. Con Irene Montero participó, hace unas semanas, en un acto sobre feminismo en el que también estuvo Colau y la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad de Argentina, Elizabeth Gómez Alcorta. Es decir, el encuentro tuvo un perfil más institucional que de partidos.
El temor a una Carmena 2.0
Díaz sólo tiene carné del PCE. También tenía el de IU hasta que lo rompió en el verano de 2019, cuando surgieron profundas diferencias con el coordinador de la organización, Alberto Garzón
Es importante tener en cuenta que Díaz no pertenece a Podemos, que sólo tiene carné del PCE. También tenía el de IU hasta que lo rompió en el verano de 2019, cuando surgieron profundas diferencias con el coordinador de la organización, Alberto Garzón, sobre la posibilidad de ceder a la presión del PSOE y firmar un acuerdo de investidura –como al final defendía Garzón para evitar la repetición electoral- o mantenerse firme junto a Iglesias en la intención de entrar en el Gobierno. Desde entonces, la relación entre Díaz y Garzón, sin ser mala, se ha enfriado. No hay más que ver que Garzón, a diferencia de Colau, no suele acompañar a Díaz en actos públicos.
Las advertencias que se plantean en Podemos tienen mucho que ver con el temor a que se repita lo sucedido con Manuela Carmena. Estas voces señalan que para sostener una candidatura a medio y largo plazo hacen falta organizaciones consistentes, partidos políticos y no plataformas, que suelen ser menos sólidas, con menos vocación de permanencia y con menos capacidad para generar líderes, cuadros y políticas. Carmena también abominaba de los partidos, concentró todo el poder de decisión en torno a sí y cuando se marchó –reconociendo como un error haber roto con Unidas Podemos- no quedó ninguna organización potente capaz de hacer frente a la hegemonía del PP. Sólo Más Madrid, surgida de las cenizas del carmenismo y el errejonismo, ha conseguido empezar a revertir la situación, pero con un músculo militante muy menor comparada con Podemos e IU.
Díaz contará con el apoyo decidido de CCOO, la mayor organización social de España, con un millón de afiliados, pero en Podemos destacan que cuentan con un censo de 20.000 militantes que pueden suponer un apoyo fundamental. IU cuenta con otros tantos militantes -la inmensa mayoría de los 10.000 del PCE están incluidos en los 20.000 de IU-. Para tener una referencia acerca de lo que significan esas cifras, el PSOE cuenta con unos 180.000 militantes y el PP con 66.000. En cualquier caso, en el equipo de Díaz despejan estos temores y subrayan que tienen claro que no pueden prescindir de Podemos. De momento, todas las partes tienen intención de entenderse. Lo complicado llegará a la hora de negociar los detalles, es decir, las listas. Pero para eso quedan dos años, una eternidad en la política actual.
Errejón no se deja seducir, pero Mónica García sí
El rol de Mónica García se ha visto muy reforzado tras las elecciones de mayo, de ahí que sea capaz de tomar decisiones, como la de acudir al acto con Díaz, de forma autónoma
Quien sí puede ver seriamente amenazado su futuro político con la candidatura de Díaz es Iñigo Errejón. Mucho se le ha preguntado últimamente al líder de Más País por la cuestión y él siempre ha dejado claro, con buenas palabras para la vicepresidenta, que tiene un “camino propio”. Sin embargo, mientras él cierra la puerta a cualquier acercamiento, Mónica García y la dirección de Más Madrid tienen una opinión diferente. García mantiene buena relación con Díaz, ha coincidido con ella últimamente en algunos eventos –como la presentación de ‘El Periódico de España’- y está muy atenta a los pasos que va dando la vicepresidenta. De ahí que, como publicaba el nuevo diario dirigido por Fernando Garea, esté previsto que acuda al encuentro que reunirá en Valencia a Díaz, Colau y Oltra. Una cita prevista desde hace tiempo para hablar de gobernanza y feminismo y que ahora ha adquirido otro perfil, mucho más relevante.
Errejón no tiene un papel preponderante en el espacio Más País/Más Madrid. Su voz cuenta, y mucho, pero es una más en un coro en el que también tiene peso la portavoz en el Ayuntamiento, Rita Maestre, y una García empoderada por el resultado electoral de mayo. El rol de Mónica García se ha visto muy reforzado, por lo que se ve capaz de tomar decisiones, como la de acudir al acto con Díaz, de forma autónoma, sin contar con el visto bueno de un Errejón que no puede permitirse concurrir a las elecciones sin el apoyo de Más Madrid.