Boris Johnson se enfrenta a su mayor crisis política desde su llegada al cargo de primer ministro hace ya dos años y medio. Lo que ya se conoce como el ‘Partygate’, la celebración de fiestas en Downing Street hace un año, cuando las restricciones por el Covid en el Reino Unido eran muy estrictas, ha sido el prólogo a la rebelión de 98 diputados conservadores que han votado en contra de la implantación de nuevas medidas, como la obligatoriedad del pasaporte Covid en el ocio nocturno y los estadios de fútbol. Las nuevas restricciones salieron adelante en los Comunes gracias al apoyo de la oposición laborista, pero la imagen política del premier británico sale seriamente abollada de un suceso que los medios británicos comparan al varapalo que sufrió David Cameron en 2011, cuando 81 diputados ‘tories’ votaron a favor de la celebración del referéndum de salida de la UE.