No pasará a la historia la eficacia de la policía sueca a la hora de resolver el asesinato de Olof Palme. Y es que el primer ministro e histórico líder de la socialdemocracia europea fue asesinado en 1986 y ha sido esta semana cuando se ha señalado como asesino a Stig Engström, más conocido como Skandiamannen, ‘el hombre de Skandia’. Así lo anunciaba el miércoles el fiscal jefe del caso, Krister Petersson, en una rueda de prensa telemática en la que añadía que se da por cerrada la investigación porque el sospechoso está muerto. Y es que Engström se suicidó en el 2000.
Engström trabajaba en un edificio muy cercano a donde se produjo el asesinato, en pleno centro de Estocolmo, cuando Palme caminaba sin escolta con su mujer. De hecho, fue uno de los primeros interrogados por la policía, el día siguiente del asesinato, y fue incluido como testigo en la primera fase de la investigación. Pero posteriormente fue descartado.
Petersson ha lamentado los errores cometidos en la investigación que se desarrolló en los 80, desechando algunos testigos que ahora se han considerado esenciales. “Si el actual grupo de investigación hubiera estado allí hace 34 años, Engström habría sido detenido”, ha asegurado el fiscal.