Ane Arrugaeta.
Rusia ha atacado Ucrania la madrugada de este jueves en una «operación militar especial» en la región del Donbás. El gobierno ucraniano asegura que varias localidades del sur y del este del país están bajo ataque y que hay más de 40 soldados y decenas de civiles muertos. Se han registrado grandes explosiones en varios puntos, también en Kiev, donde el ataque aéreo ha alcanzado varias instalaciones militares y el aeropuerto. Ucrania ha llamado a la comunidad internacional a detener a Putin ante esta «invasión a gran escala» y ha decretado la ley marcial.
En un mensaje televisado emitido por sorpresa el líder del Kremlin ha anunciado y explicado los motivos de la incursión. El objetivo de la “operación militar especial” es «desmilitarizar» y «desnazificar» Ucrania. Según Putin es necesario «proteger» a su población del «abuso y genocidio” que el gobierno ucraniano ha sometido a la población rusa de la región del Donbás. Ha justificado que interviene en la región tras recibir una petición de ayuda de los líderes de los territorios separatistas.
Moscú ha instado a las tropas ucranianas a la rendición y que en caso de derramamiento de sangre toda responsabilidad recaerá sobre el «régimen de Ucrania”. También ha advertido que responderá a cualquier ataque de otros actores: “Cualquiera que intente interferir con nosotros, o más aún, crear amenazas para nuestro país y nuestro pueblo, debe saber que la respuesta de Rusia será inmediata y lo llevará a consecuencias como nunca antes ha experimentado en su historia”. Por su parte, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, ha ordenado al Ejército que cause las “máximas pérdidas” entre las filas de los “invasores”. También va a facilitar armas a todos los ciudadanos que quieran “defender la soberanía”.
Las reacciones de la comunidad internacional no han tardado en llegar. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha pedido a Putin que evite una guerra en Europa. El representante de Rusia en la ONU ha asegurado que el ataque no es el principio de una guerra sino simplemente una “operación militar especial”. Sin embargo, casi toda la comunidad internacional coincide en que en Ucrania ha comenzado una guerra.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha condenado el ataque “injustificado” y prepara las nuevas sanciones ante el Kremlin. Ha comunicado que no enviará tropas a Ucrania, pero ha prometido su respaldo al presidente del país. Próximamente se reunirá con los aliados de la OTAN para «asegurar una respuesta fuerte y unida que disuada cualquier agresión contra la Alianza».
La OTAN ha advertido que el ataque es “una seria amenaza” para la seguridad de Europa. Bulgaria, República Checa, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Rumania y Eslovaquia, territorios fronterizos, han pedido a la Alianza una consulta urgente ante la amenaza a su seguridad e integridad territorial. Ante lo que la organización militar ha convocado para este viernes una cumbre de emergencia. Por el momento no se va a intervenir en Ucrania, aunque van a aumentar el número de tropas en el flanco oriental y a movilizar aviones y barcos de guerra.
Por su parte, la Unión Europea también han condenado el ataque. La jefa de la de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, y el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, han anticipado el paquete de sanciones “más masivo y duro que hayamos adoptado nunca”. El objetivo de las medidas será debilitar la base económica rusa y someter al país a un “aislamiento sin precedentes”. Asimismo, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha anunciado el acuerdo entre los socios para «dar ayuda política, militar y financiera» a Ucrania. Los líderes de los 27 países se reunirán este jueves por la tarde para determinar las medidas a adoptar.