Javier Quintana
El `todo o nada´ socialista instaurado por Sánchez desde el mismo anuncio del adelanto electoral ya se ve reflejado en el discurso de precampaña del presidente y su equipo. El líder del PSOE ensalza los orígenes obreros de su formación y se señala a sí mismo como única alternativa al avance de la derecha. El PP, por su parte, afronta este contraataque sanchista en una campaña en la que le sobran días y en la que tiene `poco que ganar y mucho que perder´. No obstante, no será fácil para los populares rehuir el cuerpo a cuerpo que Sánchez plantea para las próximas semanas.
Ha pasado poco más de una semana desde aquella comparecencia de Sánchez desde la Moncloa donde, para sorpresa de muchos, el presidente del Gobierno anunció el adelanto de las elecciones generales. El líder socialista, ante los terroríficos resultados que la izquierda cosechó en los comicios autonómicos y municipales del domingo anterior, ha querido así provocar un shock político que sea capaz de dar un giro a la situación.
Los últimos antecedentes tuvieron una de cal y otra de arena para el seno socialista. En 2008, tras salir derrotados de las municipales, Zapatero supo reponerse y venció en las generales. En 2011, sin embargo, el descalabro autonómico de los socialistas se proyectó en clave nacional y aupó a Rajoy a la Moncloa.
El anuncio auguraba una negociación vertiginosa entre Podemos y Sumar y, en definitiva, un intento de movilizar el voto de izquierda ante el peligro real de una entrada de PP y Vox en la Moncloa. Sin embargo, el movimiento de Sánchez ha ido mucho más allá. La `nacionalización´ del 28M, donde los resultados estuvieron claramente marcados por ese `Sánchez o nosotros´ propuesto por la derecha, fue el culmen de un discurso que la oposición lleva esgrimiendo largo tiempo y que tiene al presidente del Ejecutivo en el centro de la diana. Todo hacía presagiar que el inicio de la precampaña de las generales sería un calco a lo que se vivió en las semanas previas a las autonómicas. Sin embargo, parece que lo que más ha podido descolocar a las filas electorales no ha sido el adelanto de los comicios en sí, sino la estrategia que Sánchez plantea para pugnar por la Moncloa.
El PSOE incluye la guerra de Irak o el 11-M en unos primeros vídeos electorales que apelan a la memoria
Minutos después de hacerse público su encuentro con el Jefe del Estado, donde comunicó al monarca su decisión respecto a los comicios generales, el equipo de comunicación de la formación socialista ya se había puesto el mono de trabajo. “El PP se descubre y confirma que esto es lo que quieren para España y este es el proyecto político que quieren conformar”, rezaba un vídeo que el partido difundió en sus redes sociales y en el que fueron protagonistas la guerra de Irak, el accidente del Yak-42 o el 11M. En definitiva, toda una declaración de intenciones por parte del partido sobre lo que estaba por venir.
No ha sido el único vídeo de elaboración socialista que se ha viralizado estos días. Después de esta exposición sobre las `mentiras´ populares, el PSOE ha querido cargar explícitamente contra el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. El partido arremete en esta pieza contra las predicciones económicas del candidato popular. “Suspenso rotundo en economía. Feijóo no ha dado ni una”, indica un vídeo que también señala que Feijóo “calla lo que Ayuso dice en público”.
“España puede parar la ola reaccionaria”

El discurso ante los diputados y senadores socialistas de la pasada semana en el Congreso de los Diputados fue el punto de salida de la campaña. En él el presidente del Ejecutivo dejó claro cuál será el tono que dominará esta lucha dialéctica que se librará durante el próximo mes y medio. Sánchez se refirió a PP y Vox, grandes triunfadores de la última cita con las urnas, como “derecha extrema y extrema derecha”, asemejándolos a sus “maestros norteamericanos” en una clara referencia a Donald Trump. «Se va a desatar una campaña aún más feroz de insultos y descalificaciones. Veremos en programas de máxima audiencia pontificar e insultar sin derecho a réplica», previó Sánchez. Pero los ataques proliferados por Sánchez no se quedaron en meras generalizaciones. El presidente también señaló concretamente a varios dirigentes como es el caso de Javier Ortega Smith, sobre el cual recordó su episodio “despreciando a una mujer en silla de ruedas víctima de violencia de género”; o de Isabel Díaz Ayuso, citando la tan comentada idea de la presidenta madrileña sobre frenar el cambio climática “con una planta en cada balcón”. “España es mucho mejor que todo eso”, sentenció Sánchez en su intervención.
Tras una comparativa entre los orígenes de la formación socialista y de la popular, el presidente indicó la obligación moral que su partido tiene por delante. «Por nuestros hijos. Por nuestros mayores. Por los hombres y mujeres que queremos lo mejor de la sociedad española, el PSOE debe parar esa corriente reaccionaria”.
Estos vídeos y discurso inaugural iban dirigidos, sin duda, a levantar el ánimo no sólo del electorado de izquierdas, sino también el de la propia militancia del partido. Tal y como ha comunicado el equipo del presidente a diversos medios estos días, el partido se ha planteado una campaña “para las grandes mayorías”. El lema de la misma, tras estos primeros días, parece claro: `Sánchez o la peor derecha´. Todo parece indicar que el PSOE ha encontrado en la síntesis entre el ataque directo a la oposición y la reivindicación de su propia formación la línea a seguir para intentar revalidar la Moncloa. No obstante, tienen ante sí el difícil reto de contrarrestar a un movilizadísimo electorado de derechas que a buen seguro acudirá en masa a las urnas el próximo julio. La campaña del 28M, con la economía como eje vertebrador del discurso del PSOE, resultó nefasta. De ahí que el entorno de Sánchez haya considerado conveniente aparcar los datos económicos, que, por otro lado, avalan la gestión del partido, para convertir este proceso electoral en un plebiscito entre su candidato y la `derecha radical´. Las cifras históricas en cuanto a empleo y ocupación seguirán formando parte de la campaña, pero esta vez no ocuparán un lugar tan predominante.
Sánchez propone hasta seis debates
Otra característica fundamental en esta estrategia socialista es el cuerpo a cuerpo. El líder socialista es consciente de que necesita hacer del debate con Feijóo su mejor arma. Tanto, que el presidente propuso hace unos días hasta seis debates con el líder de la oposición. La idea no gustó demasiado en Génova, donde son conscientes de lo mucho que su candidato podría perder en esos encuentros. “España no necesita seis debates, quien los necesita es Sánchez. España no está para excentricidades”, indicó el portavoz del partido, Borja Sémper, en relación a las declaraciones del socialista.
No obstante, Feijóo ya ha indicado “no tener problema” en debatir con Sánchez, aunque ha criticado la “ocurrencia” del presidente y ha asemejado sus proposiciones democráticas a los retos típicos de las películas del oeste.
Para estos debates, sean o no finalmente seis los estipulados, en Ferraz planean enviar a alguno de ellos a su referente en materia económica, Nadia Calviño. Si bien, como hemos comentado, el argumento económico no será esta vez el eje angular del discurso de campaña, el PSOE no está dispuesto a renunciar a una de sus mayores bazas.
El `Sánchez o Feijóo´ no termina de convencer al principal apoyo socialista en el Gobierno, Yolanda Díaz
Sánchez también ha propuesto debates a cuatro junto a Vox y Sumar, pero el líder ha subrayado estos días la necesidad de estos cara a cara personales con Feijóo. El presidente se ve a sí mismo y al gallego como únicas opciones para la Moncloa a tenor de las últimas encuestas, de ahí la `necesidad´ de estos debates. “¿Cuál es la verdadera elección? La elección es clara, o Sánchez o Feijóo, o Feijóo o Sánchez. Solo hay dos presidentes posibles. No deja de ser curioso que un partido no mencione siquiera a su líder en su eslogan y sí a su rival”, ha remarcado el presidente.
A quien no han sentado bien estas palabras ha sido a Yolanda Díaz, a quien su buena relación personal con el presidente no la ha frenado a la hora de cargar contra estas declaraciones. “El bipartidismo es el pasado (…) Quien crea que el futuro de España se resume en una foto de Sánchez y Feijóo está fuera de la realidad de nuestro país», concluyó la vicepresidenta segunda en sus redes sociales en relación a estas palabras del socialista.
En definitiva el PSOE parece haberse percatado del `error´ que el partido ha podido cometer en los últimos tiempos, al no responder a los bulos y difamaciones acerca de su labor al frente del país tan presentes en el argumentario de la oposición. Y es a esta dinámica a la que Ferraz quiere dar un vuelco estas semanas.
El presidente se rodea de sus fieles
Para buscar esta redención Sánchez ha optado por rodearse de su equipo de confianza, así como de pesos pesados del partido y caras reconocibles. A excepción de José Luis Escrivá, Pilar Llop y Nadia Calviño, que han renunciado a ir en las listas, el presidente ha reservado un escaño a todos sus titulares ministeriales. En el caso de Calviño, la titular de Economía ha mostrado su predisposición a repetir cargo pese a renunciar a incorporarse a las listas.
En un principio, Teresa Ribera, Félix Bolaños, Margarita Robles y José Manuel Albares acompañarán al presidente en la candidatura de Madrid. El líder premia el trabajo de figuras como Ribera, arquitecta de la excepción ibérica; o Bolaños, siempre al quite cuando el líder socialista se ha visto atacado; y pone en valor a otros nombres reconocibles como es el caso de Robles o Albares.
El comité federal del partido dirimirá este sábado las listas definitivas.
Feijóo: una campaña conservadora

Tras los resultados autonómicos, la máxima popular es no cometer errores. De ahí las palabras de Sémper acerca de la propuesta de seis debates de Sánchez. El PP tratará de reducir al máximo estos encuentros e intentará que se limiten al periodo oficial de campaña electoral. Pero parece obvio que, antes o después, el líder popular se verá obligado a dar la cara ante el presidente del Gobierno.
A pesar de ello, es de esperar que el comité de campaña de Génova esté pensando más en la calle que en los platós televisivos para las próximas semanas. Evitar el choque directo con el líder socialista y potenciar la `marca Feijóo´ en encuentros vecinales parece que será la consigna popular.
Asimismo, la “derogación del sanchismo” seguirá siendo clave en el discurso de la formación. Feijóo ya ha avanzado sus intenciones de eliminar la ley Trans y la ley de Memoria Democrática si logra entrar en la Moncloa. Respecto a esta última iniciativa el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, se preguntaba esta semana qué le puede molestar “a un demócrata” de la ley de Memoria. “¿Le puede molestar que las familias recuperen los restos de sus seres queridos?”, inquirió el ministro.
Evitar los focos, frecuentar las calles y la `abolición del sanchismo´, consignas de la campaña popular
Además, el gallego también ha adelantado que ajustaría otras importantes legislaciones aprobadas por el gobierno de coalición como son la ley Celaá, la ley de Eutanasia o, incluso, la reforma laboral. Este último apunte ha sido el que más polémica ha suscitado. Las declaraciones de Feijóo al respecto, en las cuales indicó que «gobernar es indelegable” y que no se va “a comprometer a que lo único que haga en materia laboral es lo que me digan los agentes sociales», han sembrado la inquietud en los sindicatos, que ya han pedido al popular que aclare sus palabras y sea más específico respecto a las partes de la norma que estaría dispuesto a modificar.
Otro punto que ha tratado el gallego estos días es su idea de gobierno, que pasa por una reducción considerable de ministerios. Igualdad, como lleva años siendo habitual en Génova, se sitúa en el epicentro de todas las críticas y sería el primero en ser suprimido por Feijóo. La actual titular del ministerio, Irene Montero, ha tachado la idea popular de intento de “disciplinar el movimiento feminista”. La cartera de Consumo, en manos de Alberto Garzón los últimos cuatro años, también desaparecería y pasaría a formar parte de Sanidad. Además, la derecha aboga por unificar los ministerios de Seguridad Social y Trabajo con Cultura y Universidades. La idea, en definitiva, sería pasar de los 22 ministerios actuales a unos 15 si el partido popular se hiciese con el poder. «Hay ministerios que, en mi época, cuando estuve en el gobierno de Aznar, eran subdirecciones generales y, no estamos para esto», indicó Feijóo hace unos escasos días.
La política fiscal, con la rebaja en el IRPF como punto clave, y el Poder Judicial también seguirán copando protagonismo en el discurso del PP.