
Sin maldad / José García Abad
Mi diagnóstico sobre el estado de salud de la nación podría resumirse como: deficiente, tenemos muchas faltas, pero aun así estamos mejor que nunca. Un diagnóstico compatible con la apreciación de un cierto estado de aprensión, quisquilloso, de la ciudadanía que se alimenta, justamente, por el hecho de que en el fondo reconocen, para muy adentro, que nunca hemos estado mejor. Así lo ha percibido Sánchez al señalar: “Los españoles no quieren oír hablar de lo que va bien”.

El presidente, como perspicaz político que es, sabe que las elecciones se ganan por el centro, un lugar imaginario un tanto flácido e indefinido, que sirve para todo y que reivindican todos los partidos. Sánchez ha decidido caminar por la izquierda del centro entendiendo por tal la realización de políticas realistas en el límite de lo admisible por el ‘statu quo’ vigente que admite mas posibilidades que lo que propugnan los 35 del Ibex, y los llamados “poderes ocultos”. Sánchez se mueve en el consenso profundo de la Unión Europea y, en definitiva, el Gobierno Global. Del mundo mundial. Se maneja con habilidad en la izquierda realmente posible, en la socialdemocracia acorde con los nuevos tiempos.
El presidente, como perspicaz político que es, sabe que las elecciones se ganan por el centro, un lugar imaginario un tanto flácido e indefinido, que sirve para todo y que reivindican todos los partidos. Sánchez ha decidido caminar por la izquierda del centro entendiendo por tal la realización de políticas realistas en el límite de lo admisible por el ‘statu quo’ vigente que admite mas posibilidades que lo que propugnan los 35 del Ibex, y los llamados “poderes ocultos”. Sánchez se mueve en el consenso profundo de la Unión Europea y, en definitiva, el Gobierno Global. Del mundo mundial. Se maneja con habilidad en la izquierda realmente posible, en la socialdemocracia acorde con los nuevos tiempos.
Elocuente orador
Lo está vendiendo muy bien, como se ha visto en el Debate sobre el estado de la Nación donde ha lucido, como hasta ahora no había visto en él, como un orador de primera.
He visto a un Sánchez sensible a las dificultades de la gente “Sé –ha asegurado– que cada vez cuesta más llegar a fin de mes. Comprendo la angustia, la frustración y el enfado de todos, porque también es el mío”. Ha adoptado medidas prudentes desde un análisis impecable: evitar que la crisis la paguen los más desfavorecidos; que quienes disfrutan de los beneficios de la inflación, de los dineros que, como ha explicado el presidente, no proceden del cielo, sino de los bolsillos de los ciudadanos, devuelvan algo al común.
Ha establecido un recargo temporal de impuestos a las grandes corporaciones, bancos y energéticas, con lo que espera recaudar 7.000 millones en dos años. Y ha tomado medidas ferroviarias y estudiantiles que aportan un alivio en la desigualdad creciente que se impone en todo el mundo, pero más aquí. Concretamente ha prometido la gratuidad de los abonos de Renfe para trenes de cercanías y media distancia (entre el 1 de septiembre y el 31 de diciembre) y un suplemento de 100 euros mensuales a un millón de estudiantes ya becados. Ha añadido otras medidas como el desbloqueo de la operación inmobiliaria ‘Campamento’, para construir 12.000 nuevas viviendas, el 60% de ellas de carácter social.
Alternativa viejuna
¿Cuál es la alternativa de un Feijóo que no se sabe si viaja por la derecha del centro o por la ultraderecha descentrada con un discurso estridente y viejuno?: atacar al Gobierno por la ETA con la que acabaron Zapatero y Rubalcaba y aprovechar el efecto del minuto de silencio por Miguel Ángel Blanco para denunciar el acuerdo del PSOE y Bildu para la Ley de Memoria Democrática.
“Ese mismo espíritu de rebelión cívica –enfatizó Cuca Gamarra, la portavoz parlamentaria del PP en referencia a la organización terrorista–, que alimentó a los españoles hace 25 años, es el que hoy nos sitúa enfrente de su Gobierno”. Lo que dio pie a Sánchez para comparar este discurso con el “usted ha traicionado a sus muertos y revigoriza a una ETA moribunda” que Mariano Rajoy disparó a José Luis Rodríguez Zapatero en 2005.
Lleva ejerciendo la profesión de periodista desde hace más de medio siglo. Ha trabajado en prensa, radio y televisión y ha sido presidente de la Asociación de Periodistas Económicos por tres periodos. Es fundador y presidente del Grupo Nuevo Lunes, que edita los semanarios El Nuevo Lunes, de economía y negocios y El Siglo, de información general.