Alivio en Moncloa y Ferraz tras la contundente victoria de su candidato, Juan Espadas, en las primarias del PSOE andaluz. El alcalde de Sevilla será el candidato a la Junta en las próximas elecciones tras haber conseguido el 55% de los votos en una votación que se preveía mucho más apretada, derrotando definitivamente a una Susana Díaz que se va, pero no dimite. Será ella quien pilote el partido hasta el congreso regional a celebrar en otoño, al que ya ha anunciado que no se presentará, dando paso a unos meses de bicefalia que tan poco gusta en el PSOE. Sánchez se impone definitivamente a la que ha sido su gran enemiga y deja a la oposición interna muy debilitada, despejando el camino para el congreso federal de octubre y para ponerse manos a la obra con el espinoso conflicto catalán.
Susana Díaz ha perdido sus segundas primarias contra Pedro Sánchez. Las primeras, en 2017, tras la defenestración del secretario general en la insurrección capitaneada por ella misma y Felipe González. Las segundas, este domingo, tras haber perdido la presidencia de la junta en 2018 y haberse negado a marcharse y abrir el proceso de renovación que le pedían desde muchos sectores. Ahora sí, esta vez se marcha, pero no todavía. La expresidenta de la Junta quiere seguir controlando los tiempos. Ha anunciado que no se presentará en el congreso que debe renovar el liderazgo del PSOE andaluz, pero que seguirá al frente del partido hasta entonces.
El candidato apoyado por Sánchez, Juan Espadas, ha conseguido una contundente victoria en una votación que se esperaba mucho más apretada
El candidato apoyado por Sánchez, Juan Espadas, ha conseguido una contundente victoria en una votación que se esperaba mucho más apretada. Entre los cálculos de la cúpula socialista cabía una segunda vuelta entre Espadas y Díaz, bajo la premisa de que ninguno conseguiría el 50% de los votos en la primera votación. De hecho, el temor en Moncloa y Ferraz radicaba en que, si alguien estaba en condiciones de conseguir la mayoría absoluta en primera vuelta, esa era la expresidenta de la Junta.
Nada de eso. El alcalde de Sevilla ha conseguido el 55% de los votos, frente al 38% de Díaz y el 5% del tercer candidato en liza, Luis Ángel Hierro. Díaz ganó en las provincias de Almería y Málaga pero Espadas fue el candidato más votado en el resto, incluida Sevilla, el bastión del ‘susanismo’, donde consiguió el 54% de los votos.
No le ha funcionado a Díaz una campaña que ha hecho en camiseta -con todo tipo de mensajes, a lo Mònica Oltra- y vaqueros, tratando de alejarse del perfil institucional de alguien que ha sido presidenta de la Junta. Díaz ha tirado de andalucismo para defender que no quería un partido “franquicia”, que se pilote desde Madrid. E incluso ha puesto el dedo en la llaga del 4-M haciendo frecuentes alusiones a la “libertad” que tanto manoseó Isabel Díaz Ayuso.
En Moncloa y Ferraz hay preocupación ante la posibilidad de que Díaz trate de poner palos en las ruedas en la renovación que Espadas quiere poner en marcha
La expresidenta a terminado derrotada a manos de una persona que estuvo en su órbita política –como la inmensa mayoría de cargos y cuadros del PSOE andaluz, por otra parte-. No hay que olvidar que el ahora alcalde de Sevilla apoyó en su día la defenestración de Sánchez capitaneada por la expresidenta andaluza. Y hay quien apunta que Espadas terminó asumiendo la candidatura socialista en Sevilla ante el veto de Díaz a Alfonso Rodríguez de Celis, uno de los principales apoyos de Sánchez en Andalucía e histórico antagonista de la líder del PSOE andaluz.
Tras conocerse los resultados, Espadas compareció acompañado del propio Gómez de Celis y otro insigne sanchista de primera hora, el alcalde de Dos Hermanas, Quico Toscano. Cuestionado sobre los meses de bicefalia que quedan por delante hasta la celebración del congreso regional en otoño, Espadas afirmó que “la militancia ha hablado con suficiente claridad como para anunciar que me presentaré a la secretaría general del PSOE-A. Creo que ya se puede decir que no hay bicefalia”.
En Moncloa y Ferraz no entusiasma precisamente el hecho de que vaya a ser Díaz la que prepare el congreso que se ha de celebrar en otoño. Además, hay preocupación ante la posibilidad de que Díaz trate de poner palos en las ruedas en la renovación que Espadas quiere poner en marcha, por ejemplo, en el grupo socialista que ella preside en el Parlamento andaluz. Y en el caso de que Juanma Moreno decida adelantar las elecciones en estos meses que restan hasta el congreso regional, inquieta que sea ella quien esté en el puente de mando del partido durante la campaña y, en el caso de que Espadas, salga derrotado, se desdiga y decida presentarse para continuar en la secretaría general.
De momento, en los cuarteles generales del PSOE no parece que haya intención de iniciar el conflicto que supondría intervenir en la federación andaluza. El exsecretario general del PSOE madrileño, José Manuel Franco, también se resistió a dimitir tras el 4-M y se le terminó convenciendo a las pocas horas. Pero Díaz no es Franco, y ya ha demostrado que no tiene intención de plegarse a las presiones.
A la espera de cómo evolucionen los acontecimientos en los próximos días, la alegría por la contundencia de la victoria de Espadas, en una votación que preveían mucho más apretada, es suficiente por ahora para un Sánchez que tiene completamente despejado el panorama interno del partido. Sin rivales que le puedan disputar el liderazgo y con la oposición interna debilitada, el presidente puede afrontar de forma mucho más desahogada la intervención en el espinoso conflicto catalán.