Asediado por las encuestas y por la sucesión de batacazos electorales en las autonomías, Pedro Sánchez renuncia al giro al centro y se lanza a caminar por la izquierda lo que queda de legislatura. El presidente hace suyas algunas de las principales propuestas fiscales de Unidas Podemos, a las que tanto se han resistido Nadia Calviño y María Jesús Montero, y pone el foco en la banca y en las compañías energéticas. Tiende así la mano a sus socios, tanto para reiniciar una coalición que ha atravesado momentos muy delicados en este curso político como para acotar el espacio de crecimiento de una Yolanda Díaz que sigue haciendo fichajes para el núcleo duro de su proyecto político, Sumar.
“Me voy a dejar la piel para defender a la clase media trabajadora del país”. En esta idea insistió varias veces Pedro Sánchez en el Debate sobre el estado de la Nación, que ha servido para escenificar el giro a la izquierda del presidente y la sintonía con sus socios. No había más que escuchar la satisfacción de los representantes de UP tras la intervención del presidente. Algunas medidas las conocían previamente, otras no -de ahí la seriedad de Díaz en algunos momentos-. Pero lo cierto es que el presidente ha asumido medidas que los morados han venido defendiendo con ahínco y que hasta hace pocos meses habrían producido urticaria a la vicepresidenta primera, Nadia Calviño.
El presidente ha asumido medidas que los morados han venido defendiendo y que hasta hace pocos meses habrían producido urticaria a la vicepresidenta primera, Nadia Calviño
“Soy plenamente consciente de las dificultades cotidianas de la mayoría de la gente. Sé que el salario cada vez da para menos, que cuesta llegar a fin de mes, que la cesta de la compra cada vez es más cara. Me hago cargo”. Sánchez ha exhibido empatía desde la tribuna del Congreso para anunciar dos medidas de gran calado. Dos nuevos impuestos temporales a las entidades financieras y a las grandes compañías energéticas para recaudar aproximadamente unos 7.000 millones de euros en dos años. Los dos impuestos estarán vigentes durante 2023 y 2024 y buscan compensar los beneficios extraordinarios que esos dos sectores están registrando en los últimos meses.
Además, según la interpretación que realizan en el seno del Gobierno, el presidente pone en el punto de mira al gobierno de Isabel Díaz Ayuso. Por un lado, con la gratuidad de los servicios de Cercanías y Rodalíes entre septiembre y enero -retando a las comunidades, y a Madrid en particular, a seguir su ejemplo y abaratar los transporten públicos que gestionan-. Y por otro, con el desbloqueo de la ‘Operación Campamento’ -los terrenos que ocupaban antiguas instalaciones militares en esa zona- para la construcción de hasta 12.000 viviendas en Madrid, de las que el 60% serán públicas. En las filas del PSOE ven camino que recorrer en la bandera de la equidad que les puede haber entregado Ayuso, gracias a su defensa de las becas para ricos.
Satisfacción en UP
«Se empieza a concretar el cambio de rumbo», afirmaba la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, tras el debate, subrayando que el presidente se alinea con los avances sociales que llevan defendiendo en los últimos meses y que el objetivo de la coalición debe ser «acabar con los privilegios de las grandes empresas». Por su parte, Yolanda Díaz trasladaba, “sin lugar a dudas”, su apoyo a las medidas económicas anunciadas por el presidente del Gobierno. El problema para la vicepresidenta es que el movimiento de Sánchez le reduce espacio político a su proyecto. De ahí que, tras el debate, la vicepresidenta señalara que falta el impuesto a las grandes corporaciones que cotizan en bolsa. Díaz ha trasladado ante los medios de comunicación que llevaban «mucho tiempo» reclamando el impuesto para las entidades financieras y que ahora «faltan solamente las grandes corporaciones que cotizan en bolsa y tienen beneficios muy importantes».
«Se empieza a concretar el cambio de rumbo», afirmaba la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, tras el debate
Sánchez y Díaz tienen por delante el reto de consolidar y ensanchar su espacio político sin erosionar al otro -ni darle alas- y sin alterar los equilibrios de la coalición. En Moncloa son perfectamente conscientes de que las posibilidades de seguir gobernando la próxima legislatura pasan por que Díaz, al menos, repita los resultados de Unidas Podemos en 2019. Pero también son conscientes de que la vicepresidenta puede ser una rival sólida que recupere buena parte del voto que UP ha perdido desde 2016, cuando estuvo a punto de consumarse el sorpasso.
No hay que perder de vista que, a la vuelta del pasado verano, empezó a cundir la inquietud en Moncloa por la valoración de Díaz en el CIS. En octubre, ante la pregunta de a quién prefieren para presidir el Gobierno, los españoles colocaban a Díaz en segunda posición, con el 14,8%, sólo a cinco puntos de Pedro Sánchez, que obtenía el 19,8%. Una diferencia que venía menguando en los meses anteriores, desde que Pablo Iglesias la designó como sucesora, y que llevó a Iván Redondo a escribir en La Vanguardia que Díaz estaba en condiciones de llegar a la presidencia del Gobierno. En los últimos meses, la situación ha mejorado mucho para Sánchez. Así, en el CIS de junio, Pedro Sánchez recibe uno de sus mayores porcentajes de personas que le prefieren como presidente del Gobierno, el 22%, por el 16% de Alberto Núñez Feijóo, el 9% de Yolanda Díaz y el 5% de Santiago Abascal. La guerra de Ucrania ha reforzado al presidente en las encuestas, en una tendencia inversamente proporcional a lo que ha sucedido con Díaz. En Moncloa son conscientes de que deben controlar su flanco izquierdo, y las medidas anunciadas en el d¡Debate del estado de la Nación van en este sentido.
Díaz refuerza su equipo en Sumar

Tras la presentación de Sumar, la vicepresidenta está reforzando su equipo de pretorianos. El último ‘fichaje’ es el del ya ex alcalde del municipio madrileño de Rivas, Pedro del Cura, que anunciaba su dimisión hace pocos días, en cumplimiento de su compromiso de permanecer solo ocho años en el cargo. Del Cura abandona la alcaldía de uno de los ayuntamientos más simbólicos para IU y se compromete a trabajar para que Díaz sea la próxima presidenta del Gobierno. “Seguiré militando en Izquierda Unida de Rivas”, ha asegurado para aclarar que ahora su trabajo político “consistirá en lograr que el año que viene tres mujeres se pongan al frente de las instituciones por acuerdos amplios de progreso: Aída Castillejo como alcaldesa electa de Rivas, Mónica García como presidenta de la Comunidad de Madrid y Yolanda Díaz como presidenta del Gobierno”, ha indicado.
Del Cura formará parte del grupo de colaboradores ‘informales’ de Díaz, que no forman parte del equipo de Trabajo, como sí lo hace su jefe de gabinete, Josep Vendrell, pero que están colaborando de forma militante con el proyecto que está levantando la vicepresidenta. Es el caso, por ejemplo, Ernest Urtasun, eurodiputado desde 2014, primero como portavoz de ICV y ahora como miembro de Catalunya en Comú. También es el caso de Xavier Domènech, ex portavoz de En Comú Podem en el Congreso. Domènech seguirá vinculado al ámbito académico -como ha estado desde que abandonara la primera línea política en 2018-, pero ayudará a Díaz en la puesta en marcha de su plataforma. La buena relación entre ambos viene de lejos. El año pasado, la vicepresidenta presentaba en Madrid el último libro de Domènech, ‘Un haz de naciones’.
En la nómina de asesores más o menos informales también figura un histórico de la izquierda catalana, Ramón Luque. Ex concejal de su ciudad, L´Hospitalet, ha estado en la cocina de todos los proyectos de la izquierda catalana y española desde los años 80, cuando formaba parte de la dirección del PSUC. Participó en la fundación de ICV, fue responsable electoral de IU entre 2009 y 2016, defendió la entente con Podemos a partir de 2015 y, después, fue asesor en la vicepresidencia del Gobierno, durante la etapa de Pablo Iglesias.
Luque trabajó con Díaz e Iglesias en la campaña electoral gallega de 2012, en la que la vicepresidenta lideraba la candidatura Alternativa Galega de Esquerdas -junto a Xosé Manuel Beiras- y el exsecretario general de Podemos ejercía como asesor. AGE dio la campanada en esos comicios con una campaña humilde, muy cercana, y un discurso que rompía con los esquemas de lo que había sido la izquierda gallega. Fue en esa experiencia en la que Iglesias y Errejón cimentaron el primer Podemos. Y Díaz siempre la tiene como referencia.
La influencia del PSUC
El ex portavoz de En Comú en el Congreso, Xavier Domènech, seguirá vinculado al ámbito académico, pero ayudará a Díaz en la puesta en marcha de su plataforma
Todos estos nombres tienen algo en común, su vinculación al PSUC o a su partido heredero, ICV. Y el nexo entre todos ellos es el jefe de gabinete de Díaz, Josep Vendrell, que antes de la llamada de Díaz ejercía como coordinador del grupo de los comunes en el Parlament catalán. Díaz y Vendrell forjaron una muy buena relación en los años en los que coincidieron como diputados de Unidas Podemos. Vendrell fue el número tres de la lista que encabezaba Xavier Domènech y que ganó las elecciones en Cataluña en diciembre de 2015. En 2016 repitió y mantuvo su escaño hasta 2019. A sus 52 años, tiene un amplio currículum en la tramoya de la política. Por ejemplo, en su día ejerció como jefe de gabinete para Joan Saura en la época del tripartito.
En la cúpula de Sumar, según se recoge en el registro del Ministerio del Interior, aparecen otros nombres muy cercanos a la vicepresidenta. Como presidenta figura Marta Lois, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de Santiago de Compostela y edil de Compostela Aberta. Junto a ella, aparece Elena Cardezo, también gallega y abogada de formación, lleva trabajando con Díaz desde que la ahora vicepresidenta fue elegida diputada; y Luis Jiménez Isac, ex de Podemos, trabajó en la secretaría de Discurso que lideraba Iñigo Errejón y formó parte de su equipo en el Congreso durante su etapa como portavoz de la formación morada. Salió de Podemos consumada la derrota del errejonismo en Vistalegre II, en 2017.
Como también salió de Podemos el responsable de discurso de la vicepresidenta, Rodrigo Amírola, que formó parte de la lista que lideró Errejón en Vistalegre II y tras abandonar el partido morado trabajó para Catalunya en Comú. Era miembro del equipo de asesores de los comuns en el Parlament de Cataluña hasta que la vicepresidenta lo fichó. La izquierda catalana y gallega, junto con algunos miembros de la diáspora errejonista, configuran el núcleo duro del proyecto de Díaz.