
Sin Maldad / José García Abad
Parece mentira que un personaje siniestro como el profeta Abraham, dispuesto a matar a su hijo para congraciarse con Jehová, el jefe, se haya utilizado para encabezar un movimiento de paz entre moros, cristianos y judíos.
Sin embargo Abraham representa un mínimo común denominador entre las tres religiones monoteístas y al que se está acogiendo Pedro Sánchez tras su acercamiento a Marruecos frente a una Argelia gobernada por un régimen “revolucionario” no confesional.

Abraham representa un mínimo común denominador entre las tres religiones monoteístas y al que se está acogiendo Pedro Sánchez tras su acercamiento a Marruecos frente a una Argelia gobernada por un régimen “revolucionario” no confesional.
Sánchez esgrime la plataforma abrahámica de forma algo menos fantasiosa y algo más útil que la Alianza de las Civilizaciones enarbolada por José Luis Rodríguez Zapatero. Recibe con ella el pleno apoyo de Estados Unidos, cuya subsecretaria de Estado, Wendy Sherman, al parecer, dictó la carta de apoyo al Sáhara enviada por Sánchez al rey de Marruecos
Sánchez esgrime la plataforma abrahámica de forma algo menos fantasiosa y más útil que la Alianza de las Civilizaciones enarbolada por José Luis Rodríguez Zapatero. Recibe con ella el pleno apoyo de Estados Unidos, cuya subsecretaria de Estado, Wendy Sherman, al parecer, dictó la carta de apoyo a las pretensiones de Marruecos sobre el Sáhara enviada por Sánchez al monarca alauita.
Este país está a partir un piñón con Israel, como muestra la reciente recepción en Rabat de Aviv Kochavi, jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en visita a Marruecos. El jefe del Estado Mayor del Ejército israelí realiza una visita que responde al objetivo de impulsar “aún más” la cooperación militar y de seguridad entre ambas naciones.
Ni la intervención de Abraham es suficiente
Sin embargo, ni siquiera la invocación del patriarca Abraham es suficiente para acabar con el enfrentamiento entre musulmanes y entre musulmanes y judíos en el escenario internacional, especialmente en el conflicto entre Israel y Palestina.
Tampoco lo es para modificar la guerra a veces fría y a veces caliente, encabezada por un lado por Irán con el apoyo de Siria, Irak y Yemen frente a la liderada por Arabia Saudí, con Egipto, los Emiratos y demás. O sea, no cambia el enfrentamiento bipolar entre el bloque islamista radical y el integrado por Estados Unidos y el mundo occidental, en el que la religión aparece en el fondo pero que es utilizada de forma oportunista por ambos bloques islámicos, por Irán y Arabia Saudí.
En el mundo occidental, la familia abrahámica tiene poco de religiosa. Es del más puro oportunismo. Su jefe es el presidente USA, Joe Biden, como lo fue Donald Trump, de la mano del gobierno israelí y del reino saudí que apoyan al rey de Marruecos. Trump reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara a cambio de que Marruecos formalizara sus relaciones con Israel.
En los llamados Acuerdos de Abraham, como señala Óscar Garrido Guijarro, analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), Israel consiguió que se le reconociera como Estado por parte de Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos. Hasta ese momento sólo había obtenido en la región el reconocimiento de Egipto y Jordania.
Interviene el Papa
Garrido destaca el hecho de que el papa Francisco realiza esfuerzos de diálogo con el mundo musulmán, que se ha traducido en dos encuentros: el primero en febrero de 2019, en Abu Dabi, con el líder sunní y gran imán de la Universidad de Al Azhar, Ahmad Al Tayib; y el segundo en marzo de 2021, en la ciudad sagrada de Nayaf, con el ayatolá Ali Al Sistani, líder chií iraquí.
Como fruto de la primera de estas citas queda el ‘Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común’, un compromiso con el respeto a la libertad religiosa. En octubre de 2021, Ahmad Al Tayib devolvió la visita al pontífice y participó en Roma en un encuentro de oración por la paz.
Lleva ejerciendo la profesión de periodista desde hace más de medio siglo. Ha trabajado en prensa, radio y televisión y ha sido presidente de la Asociación de Periodistas Económicos por tres periodos. Es fundador y presidente del Grupo Nuevo Lunes, que edita los semanarios El Nuevo Lunes, de economía y negocios y El Siglo, de información general.