
El Acento/ Inmaculada Sánchez
Arriesga. Y mucho. Pero el ADN político de este Pedro Sánchez que ha logrado estrenar Gobierno después de un largo calvario de presiones, apuestas fallidas, pactos exprés y rectificaciones parece capaz de aguantarlo casi todo. El flamante presidente del primer Gobierno de coalición de la democracia da por pasadas todas las páginas, errores estratégicos incluidos, y arranca su inestable legislatura como si nada hubiera ocurrido. En éstas se percibe a los líderes.
Lejos de amilanarse con el reparto de poder al que le obliga la forzada coalición con Unidas Podemos, ha marcado sus límites sumando sorpresivamente al organigrama una cuarta vicepresidencia para que Pablo Iglesias no se venga demasiado arriba.
Inmune a las presiones de su propio partido, que le requería un Gobierno con ministros más potentes en carné y discurso político, ha mantenido el peso de Ferraz en el Ejecutivo limitado a dos figuras básicas, las de Calvo y Ábalos, a los que no aumenta competencias. Y apenas ha compensado al PSOE de la salida de Valerio y Carcedo, ambas de la Ejecutiva Federal, con la llegada de Uribes, secretario de Laicidad federal, a un ministerio ‘menor’ como Cultura o con la continuidad de Reyes Maroto, de la Ejecutiva del PSM, en Industria. Incluso el estreno de Illa, cuota ‘obligada’ del PSC, del que es secretario de Organización, ha sido en otra cartera con escasas competencias a nivel estatal como es Sanidad.
Sánchez quiere demostrar que ni coalición, ni debilidad parlamentaria, ni presión de Ferraz o de los ‘indepes’ le harán compartir el timón del poder: La Moncloa es sólo suya… y también los 1.400 días que tiene por delante
Desoyendo a las acusadoras lenguas contra Iván Redondo, su todopoderoso jefe de Gabinete en Moncloa, respecto a la repetición electoral y sus consecuencias, no sólo lo ha confirmado en su puesto, sino que ha aumentado su poder poniendo bajo su batuta la práctica totalidad de la estructura de apoyo al presidente, incluida la crucial Secretaría de Estado de Comunicación. El mensaje y la estrategia siguen estando donde y con quien Sánchez quiere: a su vera y sin interferencias.
Fiel a su caladero de progresistas expertos de reconocido prestigio, sus nuevos fichajes ministeriales siguen nutriéndose de independientes de intachable currículum para desazón de la parroquia socialista, inquieta ante las desconocidas capacidades de su cintura política en legislatura tan inestable.
1.400 días. Es el plazo que recordó y repitió varias veces el presidente en su primera comparecencia ante los medios tras su primer Consejo de Ministros. Aviso a navegantes, amigos y enemigos. Sánchez se emplaza a los cuatro años de legislatura que tiene por delante. Y rubricó su actualizada foto de presidente con la arriesgada designación de Delgado para la Fiscalía General del Estado. ¿Alguien dudaba de cómo juega Sánchez? Pues ya está.
Periodista y directora de El Siglo desde 2011, revista que contribuye a fundar, en 1991, formando parte de su primer equipo como jefa de la sección de Nacional. Anteriormente trabajó en las revistas Cambio 16 y El Nuevo Lunes y en la Cadena Ser. Actualmente también participa asiduamente en diferentes tertulias políticas de TVE y de Telemadrid.