Ricardo Martín.
La ingente cantidad de millones de euros movilizados para las empresas españolas por el Gobierno Sánchez desde la pandemia de 2020 no ha sido suficiente para que las grandes compañías nacionales hayan mantenido su idilio inicial con Moncloa, llegándose en estos momentos a una situación de enfrentamiento entre el Ejecutivo y miembros destacados del Ibex-35, que han llegado a poner en entredicho la seguridad jurídica de nuestro país.
La Banca y las empresas eléctricas, auténtico fortín del IBEX-35, con Ana Patricia Botín (Santander) e Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola), personifican el alejamiento del Presidente Sánchez del conjunto de las grandes empresas, por sus políticas socialdemócratas de reparto de los beneficios empresariales, el blindaje de la protección social con un elevado gasto presupuestario y una fuerte presión impositiva a beneficios empresariales y grandes fortunas.
El último capítulo de las tiranteces entre Sánchez y los grandes empresarios se vivió en la reciente cumbre hispanolusa, con una alusión crítica del Presidente del Gobierno al Presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, por sus descalificaciones a una reforma de pensiones que sí obtuvo el aval de Bruselas, y supone el visto bueno comunitario al cuarto paquete de ayudas a España por un monto de 10.000 millones de euros.
Pero este distanciamiento y a veces descalificaciones en el “cuerpo a cuerpo” no ha sido una constante en estos años del Gobierno Sanchez. Conviene remontarse a 2020 cuando las medidas adoptadas para blindar el tejido productivo con el “paraguas” de los ERTES gozaron del apoyo unánime del empresariado español, particularmente de los grandes empresarios.
Elemento determinante para la buena sintonía con el empresariado al inicio de legislatura fue la interlocución privilegiada de Nadia Calviño, con Bruselas y de Sánchez con la Presidenta de la Comisión, que despejaba las dudas del Ibex 35 sobre la posible influencia negativa de Unidas Podemos
Tan buena sintonía llevó a una fase fructífera de cooperación, que se plasmó en la firma de un acuerdo histórico entre la CEOE –con Antonio Garamendi a la cabeza-, el Gobierno y los sindicatos UGT y CCOO en diciembre de 2021 para reformar/derogar la Reforma Laboral que aprobó Mariano Rajoy en 2012, gracias a su cómoda mayoría parlamentaria
Con esta atmósfera de concordia, los empresarios del IBEX-35 no dudaban en acudir a las reuniones públicas del Presidente, incluso cuando la convocatoria se produjese con sólo 24 horas de antelación. Esa relación extraordinaria no tenía precedentes, por cuanto los empresarios siempre han reconocido que el anterior Presidente, Mariano Rajoy, no pasará a la historia por su relación fructífera con el empresariado, más bien al contrario.
Tradicionalmente, reconocen los empresarios agrupados en CEOE, ha habido más entendimiento con presidentes socialistas –González y Zapatero, y ahora Sánchez-, que con los presidentes de la derecha, Aznar y Rajoy.
Un elemento determinante para la buena sintonía del empresariado al inicio de Legislatura con el Presidente Sánchez ha sido la interlocución privilegiada con las instituciones europeas de la ministra de Economía, Nadia Calviño, en primera instancia, y con posterioridad el entendimiento del Presidente Sánchez con la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, que despejaba las dudas del empresariado sobre la posible influencia negativa de Unidas Podemos sobre la agenda europeísta del Ejecutivo.
Un apoyo cada vez menos explícito
La presentación del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, en septiembre de 2020, fue la primera ocasión en que Sánchez pudo sentir en primera persona el calor de los empresarios y su apoyo incondicional. En el acto celebrado en la Casa América de Madrid estuvieron presentes la presidenta de Banco Santander, Ana Botín; el entonces consejero delegado de Inditex, Pablo Isla; los presidentes de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, y BBVA, Carlos Torres; el presidente de la Fundación La Caixa, Isidre Fainé; el Presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán; el consejero delegado de Endesa, José Bogas; el Presidente de Repsol, Antonio Brufau, y Florentino Pérez, presidente de ACS.
Apenas unos meses después, en mayo de 2021, la presencia de los primeros espadas del grupo de grandes empresas españolas decayó ostensiblemente. Al acto de presentación del Plan España 2050, que lideró el Jefe de Gabinete de la Presidencia, Iván Redondo, de los grandes del Ibex-35 solo acudieron: el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán; el del BBVA, Carlos Torres; Josep Oliu, presidente del Sabadell y José María Álvarez Pallete, presidente ejecutivo de Telefónica.
La tercera gran cita de empresarios, convocados por Moncloa, se produjo en agosto de 2021 para presentar el estado de ejecución de los fondos europeos aprobados para España, y la asistencia –que fue similar a la de mayo de 2021- se entendió como un “canto de cisne”, con comentarios de los presentes del estilo de “una y no más…”.
Seguramente movido por su intuición que pocas veces falla, el presidente Sánchez dejó de convocar “cumbres” de los grandes empresarios a lo largo de 2022, cuando aparecieron los dos jinetes del apocalipsis que han propiciado la separación entre la presidencia del Gobierno y los grandes empresarios: la crisis energética y la inflación.
Los encuentros sectoriales o las entrevistas fuera de los focos han seguido produciéndose entre Sánchez y los grandes del Ibex-35, pero hubo que esperar al Foro Mundial de Davos de Enero de 2023 para contemplar una foto de “familia” con Sánchez charlando de manera informal con los pesos pesados de las grandes empresas españolas.
Frialdad en Davos 2023
Entre los empresarios convocados por el presidente del Gobierno español, destacaron Ana Patricia Botín, presidenta de Banco Santander; José María Álvarez-Pallete, presidente y consejero delegado de Telefónica; Carlos Torres, presidente de BBVA; Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol; Francisco Reynés, presidente y consejero delegado de Naturgy, Rafael del Pino, presidente ejecutivo de Ferrovial y Maarten Wetselaar, CEO de Cepsa.
El distanciamiento se produce cuando España empieza a sufrir los efectos de la crisis energética y se agudiza con la inflación galopante. Según sus detractores, Sánchez encuentra en los grandes empresarios el ‘chivo expiatorio’
La ausencia del Presidente de Iberdrola, Sánchez Galán, fue excusada porque a la misma hora del encuentro presidencial, se líder de la eléctrica española estaba celebrando otra reunión.
El enfriamiento de las relaciones entre los grandes empresarios y el Presidente Sánchez se produce cuando España empieza a sufrir los efectos de la crisis energética a finales del 2021 y a lo largo de 2022, y se agudiza con una inflación galopante que alcanzó el 10,8% en julio de 2022.
Según los detractores de Sánchez, este encuentra en los grandes empresarios el “chivo expiatorio” y la explicación “a la carta” del incremento de los precios de la energía (gas y combustibles) y su consiguiente impacto en la inflación incontrolada.
Los impuestos que colmaron el descontento
El Ejecutivo logra aprobar en las Cortes, en diciembre de 2022, nuevos impuestos a las entidades financieras, las corporaciones energéticas y las grandes fortunas para combatir los efectos de la crisis inflacionista y de la guerra en Ucrania.
Los grandes popes del Ibex-35, particularmente la Banca y las eléctricas, consideran que esta “agresión” de Sánchez merece una respuesta, y se produce una impugnación del impuesto temporal a la Banca, que consideran confiscatorio. A la impugnación se vienen sumando entidades como Sabadell, Kutxabank o Bankinter, e incluso aquellas de las que el Ejecutivo es accionista, como el caso de CaixaBank.
La Asociación de Empresas de Energía Eléctrica también ha anunciado su decisión de interponer un recurso contencioso-administrativo ante la Audiencia Nacional contra el impuesto extraordinario y temporal a las grandes energéticas, impulsado por el Gobierno, tildándolo de “discriminatorio e injustificado”.
En el momento más delicado de las relaciones del Ejecutivo con el Ibex-35, la empresa española Ferrovial, uno de los líderes mundiales en construcción e infraestructuras, anuncia a finales de febrero pasado su decisión de trasladar su sede social a Amsterdam, con el objetivo de empezar a cotizar en Paises Bajos y pedir la entrada en la Bolsa de Estados Unidos.
Sánchez y Calviño claman contra Ferrovial
La reacción de Pedro Sánchez es furibunda, y la tradicionalmente discreta ministra de Economía, Nadia Calviño, eleva su tono de reproches a la compañía de Rafael del Pino, afeando su escaso “patriotismo”. Varios miembros del Ejecutivo, particularmente los que pertenecen a Unidas Podemos, arremeten con fuerza contra la decisión de Ferrovial.
No pocos empresarios reconocen en privado los éxitos incuestionables del Gobierno en la gestión económica, pero se “huele” el cambio de ciclo y derecha económica y política están coincidiendo últimamente en su crítica sin concesiones al Ejecutivo
Lo que llama la atención a propósito de las invectivas de Sánchez y Calviño, es que se trata de la “parte del Gobierno” que pertenece al PSOE, ya que las ministras de la cuota de Unidas Podemos llevan meses criticando duramente a los empresarios Juan Roig (Mercadona) y Amancio Ortega (Inditex), por su “contribución” al alza de la inflación.
Fuentes sindicales señalan que confidencialmente los empresarios reconocen que el Gobierno está logrando éxitos incuestionables en la gestión económica, pero se “huele” el cambio de ciclo, y es manifiesto –tal como ha subrayado la semana pasada el Presidente Sánchez- que la derecha económica y la derecha política están coincidiendo últimamente en sus posiciones de crítica sin concesiones a la política social del Ejecutivo, mientras se van conociendo semana tras semanas los importantes beneficios empresariales declarados por las grandes empresas.
El Presidente Sánchez, inmerso ya en la precampaña electoral, está contraponiendo en su discurso las medidas sociales puestas en marcha en la Legislatura a las críticas del empresariado, que sólo se explican –según el líder socialista- porque se les pide una mayor contribución al conjunto de la sociedad, una vez constatados los resultados extraordinarios alcanzados por las empresas españolas.
En paralelo a un discurso cargado de reproches, Sánchez está desplegando una agenda de contactos internacionales para captar inversiones y proyectos industriales que creen empleo cualificado. Como ejemplo, el encuentro en Moncloa hace unas semanas con el comité ejecutivo de la Mesa Redonda Europea por la Industria (ERT, en sus siglas en inglés).
Además, en los últimos meses, el Presidente se ha entrevistado con los principales ejecutivos de multinacionales como Maerks, Volkswagen, Microsoft, Intel o Google, que han anunciado proyectos de gran calado en España.
El diagnóstico del Presidente de que las grandes empresas y los empresarios del Ibex-35 no van a hacer concesiones de ahora hasta las generales de final de 2023, le empuja a intensificar su “agenda internacional” y preparar el semestre de turno europeo que presidirá España.
El discurso doméstico del Presidente seguirá en la línea de responsabilizar a los grandes del Ibex-35 de no querer repartir sus beneficios con la Sociedad y denunciar su propósito de apoyar un futuro gobierno de Feijoo para impulsar un retroceso en legislación laboral, Salario Mínimo Interprofesional, cotizaciones, impuestos o pensiones.