
El Acento/ Inmaculada Sánchez.
La fauna de la política suele ofrecer criaturas de todo tipo para justificar decisiones. Un día son serpientes, de verano u otoño, con las que distraer polémicas. Otro son sapos, que hay que tragar en aras a conseguir un objetivo final de mayor relevancia. Esta semana, en el Congreso de los Diputados ha aparecido uno de los grandes. Y ha sido el Gobierno de coalición el que se lo ha desayunado a conciencia a la vista de toda la ciudadanía.
Como ya saben, el anfibio a tragar ha sido el nombramiento de los nuevos miembros del Tribunal Constitucional pactados por el PSOE y el PP entre los que se encuentra el simpar jurista Enrique Arnaldo, cuya trayectoria de complicidades, relaciones e irregularidades con dirigentes populares involucrados, investigados y hasta condenados por casos de corrupción supera, con creces, el peso de su curriculum profesional.

El nombramiento de Enrique Arnaldo que se ha tragado el Gobierno no parece que vaya a tener compensación con una próxima renovación del Poder Judicial. Cuesta entender cómo se ha entregado una victoria tan significativa a Pablo Casado y a un precio tan caro
Como es sabido, en todo pacto, quienes lo suscriben, ganan y pierden algo. Como también es sabido que el bloqueo en la renovación de importantes órganos institucionales, desde el citado Tribunal Constitucional o el de Cuentas hasta el cargo de Defensor del Pueblo o el Poder Judicial, se había convertido para Moncloa en una urgencia a subsanar de primer orden. Sin embargo, el Gobierno de coalición ha pagado un precio infinitamente mayor que el del primer partido de la oposición.
El PP de Casado se ha avenido a pactar la sustitución en órganos donde tenía menos que perder o, incluso, bastante que ganar. Por un lado, en los de menor relevancia política, como el Tribunal de Cuentas o el Defensor del Pueblo, donde ha aceptado el liderazgo de los candidatos socialistas, como Ángel Gabilondo, próximo titular de esta última institución. Por otro, en el mucho más importante Tribunal Constitucional, dado que la renovación no solo no revierte la actual mayoría conservadora, sino que mantendrá en la presidencia a un magistrado de este sector, previsiblemente Pedro José González-Trevijano, asegurándose, además, la llegada de miembros de un perfil mucho más duro e ideológico que sus antecesores. A ellos corresponderá dirimir recursos que esperan desde hace años y que pueden tumbar reformas legislativas impulsadas por los socialistas como la ley de educación, la del derecho al aborto o, incluso, la más reciente que despenaliza la eutanasia.
Y todo para, según arguyen en las filas del Ejecutivo, desbloquear las instituciones y, sobre todo, renovar el Consejo del Poder Judicial, que suma ya más de tres años ‘caducado’ en manos de una mayoría conservadora que viene haciendo la guerra al Gobierno a cada paso que da, desde los indultos a los presos del procés hasta el nombramiento de la fiscal del Estado o incluso la agenda del Rey Felipe, por no hablar del sinnúmero de nombramientos en los principales tribunales que perpetúan el aplastante poderío de la derecha judicial en el país. Pese a todo, y al mal trago de los diputados socialistas y morados de esta semana, de la todavía pendiente renovación del Poder Judicial, la más sensible políticamente, nada se sabe.
Algunos analistas perciben en pacto tan desigual una muestra de autoridad del PP, a quien sonríen las encuestas desde hace meses -con permiso de la pelea Ayuso-Casado- y de debilidad de Moncloa. No son pocos los frentes ni las incertidumbres que acechan a Pedro Sánchez en el camino de la recuperación pospandémica pero resulta difícil de entender cómo se ha entregado una victoria tan significativa a Pablo Casado y a un precio tan caro.
Periodista y directora de ‘El Siglo’ desde 2011, revista que contribuye a fundar, en 1991, formando parte de su primer equipo como jefa de la sección de Nacional. Anteriormente trabajó en las revistas ‘Cambio 16’ y ‘El Nuevo Lunes’ y en la Cadena Ser. Actualmente también participa asiduamente en diferentes tertulias políticas de TVE y de Telemadrid.