
Julio Rodríguez López
El final de la situación de estado de alarma en España implica dar un paso importante hacia la ‘nueva normalidad’. El momento se caracteriza por la presencia de abundantes incógnitas sobre el alcance efectivo del retroceso del PIB y del empleo en el segundo trimestre de 2020 así como en el conjunto del año. También destacan las distintas estimaciones publicadas sobre la dimensión que en 2020 van a alcanzar el déficit público y la deuda pública. El turismo y el ladrillo anuncian un retorno impetuoso, de la mano de los dirigentes territoriales, autonómicos y locales.
La llegada de 11.000 turistas alemanes a Mallorca simboliza una superación aparente de los casi tres meses de confinamiento. De no producirse un nuevo rebrote del coronavirus irán desapareciendo las todavía abundantes mascarillas, que recuerdan los oscuros agobios que provocó la primera ola del Covid-19.

Los ‘distritos innovadores’ son físicamente compactos, accesibles por transporte público, conectados técnicamente y presentan un uso mixto de viviendas, oficinas y comercio minorista. En España ha tenido una buena implantación en Barcelona, en el denominado “Distrito 22@”
Los medios de comunicación recuerdan varias veces al día que el turismo es el 12% del PIB y del empleo de la economía española. A veces da la impresión de que el 88% restante de ambas magnitudes no cuenta para nada. Sólo las referencias a las crisis empresariales de algunas fábricas de vehículos permiten recordar que hay españoles que se dedican a actividades que no se integran dentro de lo que se entiende por turismo.
La composición del PIB de Cataluña y País Vasco revela una mayor presencia en dichas autonomías de las actividades industriales y de servicios dominados por las nuevas tecnologías. La Comunidad de Madrid, la primera de España en el valor del PIB por habitante, ha expulsado la industria a tal ritmo que sólo los archipiélagos de Baleares y de Canarias tienen menos peso industrial que dicha Comunidad.
Como estrategia general siempre es conveniente no apoyar en exceso la actividad en un solo sector productivo. En su tiempo se denominó como “mal holandés” al proceso por el cual los Países Bajos perdieron competitividad cuando en dicho país hubo una fuerte producción de gas natural. El creciente valor de las exportaciones de dicha materia prima provocó una intensa desindustrialización en dicho país, donde tomaron buena nota de los riesgos de fiarlo todo a una sola actividad.
A pesar de lo arriesgado de fiarlo todo al turismo y al compañero de viaje, la construcción residencial, las declaraciones de los políticos territoriales (autonómicos y locales) están llenas estos días de anuncios de nuevos proyectos de desarrollos inmobiliarios. Se ha llegado a conectar con la empresa que diseñó la isla en forma de palmera de Dubái, todo un modelo de ataque al medio ambiente, para que prepare otro engendro similar en la costa mediterránea andaluza.
La realidad revela que el subsector inmobiliario ha sufrido un fuerte desgaste en el periodo de confinamiento. Los retrocesos de las ventas de viviendas han sido espectaculares, y también han disminuido las iniciaciones de viviendas y los precios, así como los alquileres, en este caso con menos intensidad que los precios de venta. El ritmo de creación neta de nuevos hogares fue de 85.000 en 2019, lo que no permite hacer excesos en materia de construcción de nuevas viviendas en España.
Los dirigentes autonómicos y locales de Madrid, especialmente en la capital, han anunciado que harán todo lo posible por estimular la nueva construcción de viviendas. La realidad revela que lo que Madrid necesita son viviendas sociales de alquiler y que también le vendría bien diversificar algo más su base productiva. En Andalucía, el Gobierno de derechas anuncia la creación de 40 nuevos campos de golf, auténticos reclamos para la construcción de nuevas viviendas. Allí donde gobierna el Partido Popular se va a imponer la fórmula de la “declaración responsable” del promotor, en lugar de la licencia municipal de obras. La fórmula en cuestión ya ha dado lugar a nuevos abusos en materia de construcción por encima de lo previsto.
En los últimos años ha cambiado la geografía espacial de la innovación. En el inmediato pasado la innovación ha estado dominada por lugares tales como Silicon Valley, por corredores suburbanos sólo accesibles mediante vehículos privados. En este tiempo ha emergido un nuevo modelo urbano complementario, denominado modelo de los “distritos innovadores”. Estos últimos son áreas geográficas donde instituciones “faro” de vanguardia y grupos de empresas se juntan y conectan con empresas e incubadoras de negocios. Los distritos innovadores son físicamente compactos, accesibles por transporte público, conectados técnicamente y presentan un uso mixto de viviendas, oficinas y comercio minorista. Se trata, pues, de manifestaciones de tendencias que alteran las preferencias de localización de las personas y las empresas y reestructuran la relación entre economía, ciudad y redes sociales.
Pero tales nuevos modelos urbanos donde convergen industrias, universidades investigadoras y gobiernos parecen figuras propias de otras latitudes. En España ha tenido una buena implantación en Barcelona, en el denominado “Distrito 22@”. Detrás de los distritos innovadores se desarrollan economías incluyentes, que favorecen a amplios estratos de la población. Detrás del modelo productivo español se esconden más deseos de pelotazos inmobiliarios, modelo excluyente, en lugar de estimularse proyectos de desarrollo que impulsen el amplio conjunto de áreas deprimidas existente dentro de España.
Vocal del Consejo Superior de Estadística del INE. Doctor en CC. Económicas por la UCM (1977). Es Estadístico Superior del Estado, en situación de excedencia, y Economista Titulado del Banco de España, en situación de jubilación. Ha sido consejero de Economía de la Junta de Andalucía, presidente del Banco Hipotecario de España, presidente de Caja de Ahorros de Granada, presidente del Consejo Social de la Universidad de Granada y gerente de la Universidad de Alcalá de Henares. Actualmente es miembro de Economistas frente a la Crisis y de la Plataforma por una Banca Pública.