Javier Quintana.
El pasado viernes los reguladores bancarios estadounidenses intervinieron el Silicon Valley Bank ante la fugaz salida de capital que sufría la entidad financiera. El banco llevaba dos días presenciando cómo sus acciones caían en Bolsa, tras conocerse sus planes de ampliación de capital y la venta de una cartera de bonos públicos de 21.000 millones. La inmensa mayoría de los clientes del banco son empresas del sector tecnológico.
No es el único banco americano que lo está pasando mal. La subida de tipos ha provocado pérdidas de 620.000 millones de dólares al sector bancario. La Reserva Federal también intervino durante el fin de semana Signature Bank.
Se trata de la segunda mayor caída de un banco estadounidense de la historia, sólo por detrás del colapso de Washington Mutual en 2008. Cientos de personas se aglomeraron el viernes por la mañana en las sucursales para tratar de sacar su dinero de las cuentas. La sombra de la crisis de Lehman Brothers inquieta a los clientes de la entidad y a todo el sector financiero en general. Y es que esta caída ha generado un efecto dominó que ya ha llegado a Europa.
La entidad que más ha notado la crisis en EEUU ha sido Credit Suisse. El banco llevaba varios trimestres pasando apuros, y el terremoto al otro lado del Atlántico ha terminado de darle la puntilla. El pasado miércoles sus acciones llegaron a desplomarse un 30%. El grupo llevaba varios años encadenando pérdidas millonarias. El banco central suizo ha ofrecido al banco una línea de liquidez de 50.000 millones de euros. Al igual que la Fed en EEUU, Suiza quiere parar la sangría.