
Bruno Estrada
Los diputados del PP y Vox ofrecieron un bochornoso espectáculo el pasado 27 de enero cuando la presidenta del Congreso confundió el resultado de la convalidación del Real Decreto por el cual se aprobaba la reforma laboral pactada por CC OO, UGT, CEOE y el Gobierno. Puestos en pie empezaron a aplaudir la supuesta no aprobación de una norma que mejoraba los derechos de millones de trabajadoras y trabajadores.
¿Mostraron ostentosamente su satisfacción debido a que las camareras de piso de empresas multiservicios, subcontratadas para grandes empresas hoteleras que tienen beneficios millonarios, iban a seguir ganando apenas el salario mínimo? ¿O se alegraban porque esas mujeres continuarían realizando jornadas agotadoras que en muchos casos les generan dolorosas lesiones músculo-esqueléticas, lo que a muchas de ellas les obliga a trabajar con calmantes? ¿O simplemente porque les parece muy correcto que esas trabajadoras continúen realizando sus tareas sin que la lesión sea tratada médicamente? Si piden la baja lo más probable es que las despidan o que no las renueven el contrato temporal.

Los diputados y diputadas del Partido Popular y Vox mostraron claramente su “soberbia de clase”, el desprecio que sienten por las trabajadoras y trabajadores de este país
Tal vez mostraron su júbilo porque habían conseguido que esas trabajadoras no vieran incrementados sustancialmente sus salarios simplemente por encuadrarse en el convenio sectorial de hostelería, algo que recogía taxativamente la reforma laboral. Ellas, como otros miles de trabajadoras y trabajadores de transporte de mercancías, comercio al por menor, reparación de maquinaria, actividades de construcción y rehabilitación, y un larguísimo etcétera que trabajan en empresas multiservicios, realizan el mismo trabajo que sus compañeras y compañeros cuyas empresas no han externalizado esas tareas, pero ganan un 40%, un 36%, un 25% menos.
¿Tal vez la causa del regocijo de los diputados del Partido Popular y de Vox era por los más de 800.000 trabajadoras y trabajadores que seguirían con una contratación precaria a pesar de que estuvieran contratados en fraude ley? Sólo en la construcción 280.000 trabajadores serán considerados indefinidos. ¿Les alegraba pensar que a esos miles de personas les seguiría resultando mucho más difícil alquilar un piso, no digamos ya comprar una vivienda, tener hijos, tener una vida más segura, esto es, ser más felices?
Los diputados y diputadas del Partido Popular y Vox mostraron claramente su “soberbia de clase”, el desprecio que sienten por las trabajadoras y trabajadores de este país, y particularmente por los que tienen peores condiciones de trabajo y salarios más bajos.
Esos aplausos y vítores recordaban aquel ¡Que se jodan! de una diputada ‘popular’, hija de Carlos Fabra, ese conocido político del PP, condenado en firme por fraude fiscal, e imputado en varios casos de corrupción, cuando el gobierno de Mariano Rajoy redujo las prestaciones por desempleo con el insultante argumento de que eso incentivaría que los parados buscaran empleo.
Aplausos y exabruptos de quienes se saben privilegiados, pero también que son conscientes de que su posición no es debida a sus méritos ni a su esfuerzo, sino a su origen familiar y/o a actividades económicas que en muchos casos infringen, no ya la moralidad, sino la legalidad.
Odio de clase contra los más débiles, los que les arreglan las habitaciones en los hoteles de lujo, los que les hacen las reformas en sus mansiones, los que trabajan en sus empresas por salarios muy bajos, ¡Mil euros es una barbaridad!, gritan esos diputados escandalizados.
Ese odio de clase que hace que España sea uno de los países desarrollados en el que la distribución primaria de la renta, entre trabajo y capital, es de las más desiguales. Un país en el que los ricos incrementan de forma estratosférica su riqueza cada vez que hay una nueva crisis. Un país que hay que cambiar. Para eso también estaba hecha esta reforma laboral.
Economista, coordinador de la Secretaría General de CC OO. Es director adjunto del Programa Modular de Relaciones Laborales de la UNED. Vicepresidente de la Plataforma por la Democracia Económica. Fue miembro fundador de Economistas Frente a la Crisis. Ha publicado diversos libros, los más recientes ‘Conciencia de clase. Historias de las comisiones obreras’ (et alt.),’20 razones para que no te roben la historia de España’, ‘La Revolución Tranquila’. Autor de la obra de teatro ‘Escuela Rota’.