
Sin Maldad / José García Abad
‘elDiario.es’ destapó el pasado martes, 3 de noviembre, que la Fiscalía Anticorrupción está investigando los gastos de varias tarjetas de crédito que usaban el rey Juan Carlos de Borbón, la reina Sofía de Grecia y también varios de sus familiares más directos con dinero procedente del extranjero. Son hechos posteriores a la abdicación del rey Juan Carlos y a que perdiera su protección constitucional con indicios de delito fiscal. Entre los gastos cargados a la tarjeta de la reina Sofía aparecen varios viajes a Londres, donde la esposa del Rey mantiene desde hace años su residencia habitual.
La reina Sofía ha tenido buena prensa. Disfrutó de la simpatía general ante el conocimiento público de los amoríos de su esposo. Menudeaban los ‘sofistas’, que se declaraban “monárquicos de la Reina”.
Compartía con su esposo la obsesión por el dinero
Sin embargo, la Reina, que miró para otro lado ante estos amoríos, uno de ellos el que mantuvo durante más de veinte años con Marta Gayá, compartía con su esposo la obsesión por el dinero, quizás por la experiencia sufrida tras la proclamación de la República en Grecia. En este reflejo frente a los riesgos del oficio, la pareja real permaneció siempre unida temiendo que en aquella trepidante transición pudiera ocurrir cualquier cosa. “Lo malo –me decía un allegado a los monarcas– es que cuando uno hace cosas feas por lo que pudiera pasar, lo que pudiera pasar, termina pasando.

Sofía, que miró para otro lado ante los amoríos de su esposo, compartía con su esposo la obsesión por el dinero, quizás por la experiencia sufrida tras la proclamación de la República en Grecia. En este reflejo frente a los riesgos del oficio la pareja real permaneció siempre unida
Tampoco dudó en aprovecharse de los regalos que recibía. Le encantaba el Ford Ka, el modelo utilitario que le regaló la Ford, que fue relevado por el Street Ka descapotable y después por un Ford Galaxy Multimedia. Sofía prefería los utilitarios o familiares. Se encaprichó por un monovolumen muy específico que no se fabricaba en España y que obligó a la marca a comprarlo en el extranjero.
No entendía la monarquía parlamentaria
La Reina, que nunca perdió su acento griego, no llegó a entender la monarquía parlamentaria, muy diferente al siniestro comportamiento de la monarquía griega. Se ocupó con mucha atención de la educación del principito. Actuó más como madre que como reina, una pequeña contradicción en quien tanta importancia atribuye a su estirpe; una señora que no tiene hijas, sino Infantas, como reveló en una ocasión. En uno de sus viajes en avión, una azafata se acercó a la Reina con el debido respeto y le preguntó cariñosamente: ¿Y cómo están sus hijas, Señora? La Reina contestó fríamente: “Querrá usted decir que cómo están las Infantas”.
No recibía con gusto el elogio que se le hacía por su “profesionalidad” pues estaba convencida de que ella es reina por naturaleza, una soberana entroncada en milenios de realeza. Desde semejante concepción purista de derecho divino, los reyes no son unos profesionales, sino raros especímenes de sangre azul, una extraña deriva mutante de humanos que sólo en apariencia son tales.
Sofía sentía circular por sus venas la sangre centenaria de los reyes de Alemania, Bélgica, Bulgaria, Inglaterra, Rumanía, Yugoslavia, Rusia, Luxemburgo, Suecia, Dinamarca, Noruega y Holanda y hasta alguna gota de los griegos, que fueron germanos por los cuatro costados.
Se consideraba una reina para siempre dotada de una naturaleza perenne a prueba de cualquier circunstancia que pudiera depararle el destino: como la muy previsible de que su hijo fuera llamado al trono o la más imprevisible, pero no totalmente descartable, de la proclamación de la República. Aun destronada, ella seguiría siendo reina.
La reina Sofía cobra del Estado una asignación anual de 111.854 euros.
Lleva ejerciendo la profesión de periodista desde hace más de medio siglo. Ha trabajado en prensa, radio y televisión y ha sido presidente de la Asociación de Periodistas Económicos por tres periodos. Es fundador y presidente del Grupo Nuevo Lunes, que edita los semanarios El Nuevo Lunes, de economía y negocios y El Siglo, de información general.