¡Vaya Gente! / Mara del Prado.
El debut de Leonor en la entrega de los Premios Princesa de Asturias ha sido todo un éxito. La prensa del corazón se ha emocionado con su soltura, su naturalidad, su templanza, sus frases para la historia… Y los detalles secundarios pero sin duda más interesantes para su público objetivo. Primero: Doña Letizia y Doña Sofía caminaron sonrientes y asidas por la cintura en su enésimo mensaje al incrédulo respetable de paz, amor y pelillos a la mar. Y segundo: Telma Ortiz aprovechó el gran día en la biografía de su sobrina y heredera de la Corona de España para hacer la presentación oficial de su nuevo novio, el norirlandés Robert Gavin Bonnar.
Conocido en el mundillo rosa por haber estado casado con la violinista de The Coors, Sharon Corr, el abogado de profesión saludó cariñoso a la abuela Menchu y posó con una de las galardonadas, la exesquiadora Lindsey Vonn, su pareja, la Reina, la Princesa y la Infanta. Tras su megademanda contra todos los medios de comunicación que osaron meter las narices en su vida privada, la cuñada de Felipe VI vuelve por sus fueros para brillar en el cuore a costa de la Familia Real. Para que luego vengan las lamentaciones.
Mientras la princesa de Asturias escribía uno de los primeros capítulos de su historia en la Historia, ¿qué hacían el resto de herederos europeos? El duque de Cambridge –para los británicos, su padre Carlos de Inglaterra siempre será su eterno príncipe– viajaba a Pakistán para que su mujer Kate Middleton emulara sin disimulo a Lady Di; hasta lució varios trajes inspirados en las tradiciones del país del sur de Asia y elaborados por Catherine Walker, una de las diseñadoras favoritas de la madre de Guillermo.
Cabe recordar que, en su reciente gira africana, la duquesa de Sussex también fue comparada con la recordada Diana de Gales. Y parece que hay una pugna por heredar el título de “princesa del pueblo” entre las mujeres de unos hermanos que, según acaba de reconocer Harry en una entrevista, están distanciados. Una entrevista en la cadena ITV donde Meghan Markle rompió a llorar por la presión mediática a la que se ha visto sometida desde que contrajo matrimonio con el nieto de Isabel II que, tras un tiempo sin sobresaltos, vuelve a ver a la dinastía Windsor convertida en carne de tabloide.
Nada que ver con la anodina tranquilidad que se respira en otras monarquías europeas, donde los padres asumen la tarea de hacer las fotos oficiales de sus hijos, como el retrato de Felipe de Bélgica a la princesa Elisabeth para el segundo de sus sellos o las instantáneas de Mary de Dinamarca a su hijo Christian con motivo de su 14 cumpleaños, o asumen recortes presupuestarios cuando crece la familia, como la decisión de Carlos Gustavo de Suecia de retirar los privilegios reales a sus nietos e hijos de Magdalena y Carlos Felipe para evitar el gasto público que representan.