La Buena Vida / Ángel A. García Muñoz
Del café, copa y puro de toda la vida que nos ha proporcionado grandes y sabrosas sobremesas en pasados tiempos en los que el coñac, ron o whisky eran los aditamentos habituales y casi necesarios, hemos pasado en los últimos tiempos a tendencias marcadas por maridajes en los que cócteles y combinados ocupan el protagonismo junto con los cigarros cubanos.
Pero como nos asegura el diccionario de la Real Academia Española, un maridaje es la “unión, analogía o conformidad con que algunas cosas se enlazan o corresponden entre sí”, por lo que en los tiempos actuales esa conjunción de distintos elementos se ha diversificado de una manera exponencial con el fin de proporcionar en boca esplendidos ayuntamientos.
Hace ya años que cuando comencé a realizar maridajes de habanos con algún otro tipo de elementos como el gintonic, un cava, chocolates o cafés, algunos aficionados se rasgaban las vestiduras, pero no hay que olvidar que precisamente la fusión o conjunción de distintos sabores en boca es lo que de verdad se puede llamar con toda propiedad “maridaje”.
Con los más jóvenes
Es en los últimos tiempos, muy especialmente con la incorporación de generaciones más jóvenes –y para nada “atadas” a las tradiciones– cuando se ha desarrollado toda una tendencia de hacer coincidir en los paladares la densidad de los rastros tabaqueros de un buen habano (y valga la redundancia) con otro tipo de bebidas e incluso comidas.
Hace años que yo mismo comencé a realizar maridajes con chocolates y hay quienes casi se escandalizaron, pero lo cierto es que esa conjunción de sabores y aromas es una verdadera exquisitez, y así lo han mostrado algunos de los vencedores en el concurso mundial de Habanosommelier, como la directora de los restaurantes de Kike Dacosta, Manuela Romeralo.
La misma sorpresa y estupefacción cuando algunos ilustres aficionados viajan a Cuba y observan cómo los viejos fumadores habaneros disfrutan sumergiendo la cabeza de sus habanos en el café que están tomando, antes de seguir con sus aspiraciones.
En estos últimos tiempos, y ya es marcada tendencia, los habanos se pueden maridar estupendamente con vinos de Jerez como con Palo Cortado Península, East India y Pedro Ximénez San Emilio, de bodegas Lustau; pacharanes de alto standing como el Mena; cócteles en los que se diluyen algunas fragancias junto con algún destilado o con los mismos vinos que nos han acompañado a lo largo de la comida o la cena.
No hace tanto tiempo que el ‘bartender’ argentino Tupac Kirby nos sorprendió al jurado y al público asistente a la final del concurso Habanos Perfect Twist con una presentación en verso de su cóctel “Habemus Habano”, elaborado con una base de ron ligero cubano (Havana Selección de Maestros), licor de algarroba, café y licor de nuez, diseñado para combinar con un habano de fortaleza alta como es el Partagás Serie D. No 4.
El hecho de que el vino de una mesa de varios comensales no se haya terminado al llegar a los postres y por tanto al momento del encendido de los habanos hace que algunos aficionados se planteen continuar con el tinto abierto, tal como yo mismo he hecho en numerosas ocasiones.
También he realizado un exquisito maridaje en el círculo de empresarios en Sevilla con Le Hoyo du Deputé de Hoyo de Monterrey, que con sus 110 milímetros de longitud y su cepo 38 ofrece notas melosas, dulces y con algunos toques ligeramente amargos, que los asistentes a la cata pudieron maridar con un cóctel realizado con ron con Coca Cola y esencia de naranja, y junto con ello degustaron unos frutos secos tostados al punto de sal y un cubilete con una crema de gorgonzola, mascarpone y polvo de pistacho.
Esto nos viene a indicar cuán claramente bajo el paraguas de Habanos & Armonía podemos ser capaces de aunar en boca ricos sabores de los cigarros cubanos junto con las más diversas materias que el ser humano pueda conciliar.
Más info: www.clubpasionhabanos.com