Teresa Carreras
La ‘consellera’ d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural del Govern catalán fue ecologista antes que de ERC, alcaldesa de Ripoll o diputada en el Congreso. Afirma que “hemos perdido la lucha contra el cambio climático pero aún podemos mitigar sus consecuencias”. No espera nada del nuevo primer secretario del PSC, Salvador Illa, porque dice que de proclamas no se vive y que en política hay líneas rojas. “No se puede decir que no nos dividirán por la lengua y abstenerse de votar a favor del modelo de inmersión en el Parlament. Las contradicciones no permiten avanzar”
¿Qué le parece dejar las cámaras en Catalunya y en Madrid tan broncas antes de Navidad, cuando deberían ser tiempos de concordia?
La política vive unos momentos de crispación extrema. Estoy convencida de que algunas formaciones de la derecha sitúan este vivir constantemente en la bronca para ganar votos fuera de Catalunya. Aquí nadie les cree porque todo el mundo sabe que mienten. Mas allá de lo que tendrían que ser las fiestas de Navidad admito que hay una fatiga inmensa en la ciudadanía a causa de la pandemia. Más allá de que ya estemos en Navidad no es de recibo aumentar la animadversión de la clase política hacia la ciudadanía. Lo que menos conviene es que la clase política contribuya a crispar el ambiente.
¿Cómo ve usted desde Barcelona a la derecha y a su líder Pablo Casado?
Con la victoria de Vox todos se han resituado. Repito que creo que los partidos los hacen las personas y los liderazgos también, más allá de las formaciones a las que representamos. No me gustaba el talante de Rajoy. Pero la actitud de Casado es fruto de la baja política en todos los sentidos. La mayoría de sus discursos están centrados en atacar a Catalunya para obtener réditos en España. Aquí nadie le cree. Sus proclamas incendiarias las tiene que rectificar a los pocos días porque son mentiras. Ello no ayuda a que España pueda avanzar en derechos y libertades. Los políticos tenemos mucho trabajo que hacer y no nos podemos perder en veleidades. No me parece un político de nivel en ninguno de los sentidos. Cs es otra historia. Tiene los días contados en el Parlamento español y aquí ya están casi desaparecidos aunque Carrizosa dice unas majaderías increíbles, parecidas a las de Alejandro Fernández o Garriga.
“En el pacto con el Gobierno sobre la Ley del Audiovisual no hemos conseguido lo que queríamos. Absolutamente, no. Es un acuerdo de mínimos”
¿El presidente Sánchez le merece credibilidad?
Cualquier presidente de cualquier país demócrata, y se supone que España lo es, me merece el máximo respeto. Dicho esto también añado que el respeto te lo ganas. Y para un buen número de ciudadanas y ciudadanos de Catalunya todavía no se lo ha ganado. Tiene oportunidades de hacerlo porque tenemos un conflicto político que se tienen que resolver. Quiero poner en valor que él es el primer presidente español que se sienta en una mesa con voluntad de iniciar una negociación sobre un tema que hasta hace poco el mismo PSOE negaba que existiera. Abordar estos temas seriamente, respetando una agenda acordada previamente y escuchándose las dos partes para buscar soluciones harían más creíble al presidente del Gobierno.
¿Cómo ve usted a Salvador Illa ahora que ha sido elegido primer secretario de los socialistas catalanes?
La apariencia de Illa muestra una cierta clase política en relación a otros líderes de la Cámara catalana. Alude a Catalunya como “un solo pueblo” para llegar al gobierno pero se abstiene de apoyar la inmersión lingüística que es lo que quiere la mayoría. Quiero pensar que el PSOE no va a poner nunca en cuestión este tema. Aunque hasta ahora Sánchez no lo está poniendo fácil, en su discurso no abona toda la crispación del resto de los partidos al situar a la lengua catalana como un arma política. Illa y el PSC, a no ser que tengan directrices políticas concretas, se equivocan en el Parlament de Catalunya. Tienen la posibilidad de aparecer como un partido serio, con vocación de Gobierno, pero no son capaces de aglutinar mayorías por lo que su liderazgo queda en papel de fumar.
Con el tema de la inmersión lingüística ¿se ven capaces de convencer al Gobierno para que Sánchez se plante y exija a los tribunales un movimiento como se hizo con los indultos
Personalmente lo esperaría porque hay líneas rojas y el tema de la lengua para nosotros está por encima de todo. Cuando se sortea bipartidistamente el poder judicial en España pasa lo que pasa. Ello es fruto de la irresponsabilidad y la incompetencia. Se le ha dado tanta manga ancha que ahora va por libre y no se comporta como debería en una sociedad democrática. Pero hacer este movimiento es lo mínimo que se tendría que hacer para la concordia en este Estado plurinacional –como dicen–. Nos están cargando de razones para que todos los que todavía no son independentistas abracen la causa. No nos dejan hacer, ni respirar y creo que esto es un gran error político. No entiendo al PSOE y me cuesta entender al PSC.
“Quiero poner en valor que Sánchez es el primer presidente español que se sienta en una mesa con voluntad de iniciar una negociación sobre un tema que hasta hace poco el mismo PSOE negaba que existiera”
¿Con el acuerdo de ERC con el PSOE en la ley del Audiovisual han conseguido lo que querían?
Nooo!. Absolutamente no. Este es un acuerdo de mínimos. Nosotros trabajamos para tener un país con igualdad de oportunidades y con justicia social. Y ya hace mucho tiempo que en ERC sabemos que la herramienta para conseguirlo es la independencia. Nosotros tomamos las decisiones si sabemos que con ellas ayudamos a progresar a nuestra gente y si ello nos ayuda ha marcar el paso hacia la república catalana.
La represión y la inmersión son dos temas que en Catalunya no unen al Gobierno de coalición. ¿Qué falla?
Estamos siendo victimas de una represión de primer orden por querer defender nuestras ideas. Para nosotros es prioritario encontrar un acuerdo global con el Gobierno central para solucionar el problema político de fondo. La defensa de la lengua es incuestionable. Y aunque no es un tema ideológico, ni tendría que serlo, algunos lo quieren convertir en ello. Para nosotros la amnistía y la autodeterminación, que es un derecho reconocido por los más altos Tribunales, deberían generar consenso para que Catalunya pudiera modernizarse y la ciudadanía viviera mejor, en lugar de convertirlas en una arma arrojadiza. En estos consensos para mejorar la vida de la gente, además de ERC, CUP y JxC también tendría que estar el PSC como partido socialdemócrata radicado en Catalunya. Con la abstención del PSC en la inmersión se rompieron muchas cosas. Demostraron que no están por la labor incluso en el tema de la autodeterminación que en otros momentos habían defendido. El PSC puede no estar de acuerdo legítimamente con la libertad política de este país, sólo faltaría. Pero en el derecho de los ciudadanos a escoger libremente su futuro político nos deberíamos encontrar. Y puedo asegurar que éste es el marco político de los partidos en el Govern. Otra cosa es que legítimamente cada uno mantenga su posición a la hora de trabajar por ello y conseguirlo.
“La actitud de Casado es fruto de la baja política. La mayoría de sus discursos están centrados en atacar a Catalunya para obtener réditos en España. Aquí nadie le cree”
Para enero hay convocada una nueva sesión de la Mesa de Negociación ¿Esperan que JxC se siente también?
Yo no formo parte de la Mesa de Negociación cuyos contenidos se tienen que llevar con discreción. Vaya esto por delante. La reunión anterior era entre gobiernos y, evidentemente, no fue suficientemente completa. Echamos en falta a una parte del Govern que representa a una parte importantísima del mundo independentista. Espero que en la reunión de principios de año estén presentes, claro. Yo diría que tendrían que estar representadas todas las fuerzas políticas que componen el Govern, si ellas lo quieren.
Aunque JxC ha dicho por activa y por pasiva que no ven esta Mesa de Negociación. Yo nunca olvidaré la manifestación del “Sit and Talk”: yo estaba al lado de la presidenta Borràs y el presidente Torra con un cartel detrás del cual estaba todo el pueblo de Catalunya. En estos momentos en los que ERC consigue sentar por primera vez en la historia en una mesa de negociación al Gobierno del PSOE, lo que ya es una victoria incontestable, resulta que ERC se queda semisola. Que será difícil, lo sabemos. Pero nosotros agotaremos las posibilidades políticas del acuerdo hasta el último minuto. En ERC no descartamos la vía unilateral. Pero en la situación actual nadie me ha convencido a mí, que tengo ganas, de lanzar un embate al Estado porque no es el momento. Agotemos todas las vías que para algo somos demócratas y un día nos conjuramos a poder votar cívica y pacíficamente. No vamos a esta Mesa a dialogar, vamos a negociar.
¿Cree que la presencia de Vox y la derecha en el Parlament pueden complicar el funcionamiento de la Mesa de Negociación aunque ellos no estén presentes?
No. Soy de las que cree que al fascismo lo tenemos que combatir y ganarlo. Aunque las posiciones de esta derechona son baratas y sin calidad política. Tenemos mucho trabajo por delante. Tenemos que seguir nuestra visión política en nombre de las libertades hasta arrinconarlos. Lo que no tenemos que hacer es caer en su populismo de poco valor y chungo que sólo saca rédito político a corto plazo que no es como se consolidan las ideas políticas.
Usted estuvo en la Cumbre del Clima, COP-26, en Glasgow ¿Qué balance hace?
Siempre digo que ya hemos perdido la lucha contra el cambio climático porque el cambio climático es ya una realidad en nuestros días. En los países occidentales las consecuencias son más que evidentes. Pero también quiero añadir que si trabajamos desde ya, todos los países y a todos los niveles podemos mitigar sus efectos, secuelas y adaptarnos a la situación. A nivel de acción climática me remito a los números que tenemos actualmente. Es decir, a los retos de 2030 y de 2050 y adaptarnos a ello porque el cambio climático ya nos ha ganado. Como humanidad pensábamos que podíamos con todo. Y vemos que no es verdad porque los recursos son finitos. Me remito a las palabras del propio secretario general de Naciones Unidas, que dio mucha importancia al trabajo que se puede hacer desde los subestados a la hora de avanzar. En Catalunya tenemos la Ley del Cambio Climático de 2017 que para mí es una prioridad desde que he llegado al Departamento. Y que vamos a desplegar en 2022.
“Los gobiernos tenemos que tomar medidas valientes porque tenemos que electrificar nuestras vidas y a la vez descarbonizarlas”
¿Nos hemos dado cuenta tarde del desastre que se avecinaba?
Es cierto que hemos ido poco a poco en darnos cuenta de las consecuencias del cambio climático. Pero se ha acabado. No hay tiempo para ir despacio. Tenemos que coger velocidad de crucero, si no, las consecuencias pueden ser devastadoras. Y esto es responsabilidad de todo el Govern y yo diría también de todos los gobiernos con medidas valientes porque tenemos que electrificar nuestras vidas y a la vez descarbonizarlas. Y esto es un cambio de paradigma. Tenemos que luchar contra la pandemia y aprovechar todos los cambios para dar un valor positivo a toda esta revolución, y aprender de ellos. Hemos aprobado ya el decreto de las renovables que ya es un primer paso para tener una energética pública. Creo que ha faltado valentía en muchos gobiernos y sobre todo nos ha faltado creernos el momento que estamos viviendo. El momento es éste y toca hacerlo ahora. Nuestro departamento va de salud y vida. Aquí ya hemos empezado a construir estos consensos con las empresas, el sector primario y las asociaciones, entre otros. La emergencia climática nos afecta a todos y a todas. Más allá de como nos denominen los de Vox que nos regalan el calificativo de ecohistéricos. El tema es trascendente. Ni con la salud ni con la vida debemos poder jugar.
¿Que le parece que Suiza haya archivado el caso del rey emérito y que la Fiscalía española no encuentre pruebas suficientes contra él?
El rey emérito tiene que responder ante la justicia como cualquier otro ciudadano. Esto es lo que tiene que pasar. Si pasará o no, no lo sé. Pero nosotros trabajaremos para ello. Porque la justicia, además de ser independiente, debe ser imparcial y, como he dicho, deber ser igual para todos. En 2022 haremos todo lo posible para que ello pase.
¿Qué recuerdo guarda de sus seis años en el Congreso en la época Rajoy?
A Rajoy políticamente lo conocí mucho. La historia ha querido –y lo digo porque soy historiadora– que yo fuera diputada en su primer mandato y que él dejara de ser presidente con la moción de censura justo el mismo día que yo me marcho del Congreso. La primera cosa que hice cuando me incorporé a la Cámara Baja fue votar en contra de que él fuera presidente y la última apretar el botón a favor de la moción de censura para destituirle del cargo. La primera etapa con la mayoría absolutísima del PP fue muy dura.
Éramos tres diputados Bosch, Tardà y yo misma, y nos multiplicábamos para estar en todas las comisiones.
Recuerdo la tarde de la reforma laboral, la que se torpedeó la sanidad como un derecho universal y la de la ‘ley Mordaza’. Retrocedíamos en cada votación.
“Después del 1-O todo fue distinto”
Usted era diputada el 1-O. ¿Cómo lo recuerda?
Pues sí, estábamos en pleno proceso hacia la votación que finalmente se pudo realizar a pesar de las prohibiciones. Sufrí el 155 y en aquella época las tensiones hacían el trabajo agotador. Yo soy una persona activa que estaba en varias ponencias. Enseguida tejí una red de amistades con diputados de otros partidos. Yo soy de las que piensan que los partidos lo construyen las personas más allá de sus ideologías y que en el debate y los matices está la riqueza de las posiciones de cada una. Recuerdo que tenía una excelente relación con todo el mundo, especialmente con algunos diputados ‘populares’, pero a partir del 1 de Octubre cambiaron mucho las cosas sobre todo en las relaciones personales.
¿Puede profundizar un poco más?
Semanas antes del 1 de Octubre, incluso diría yo algunos meses, cuando intentábamos hablar del referéndum con normalidad nuestros compañeros, básicamente los del PP, no se podían imaginar la realidad. Algunos del PSOE también y ya se iniciaron amenazas veladas hacia lo que se proponía.
Como he dicho tenía algunas amistades en el PP y antes del 1-O era frecuente oír : “Teresa, esto no lo podéis hacer. No vais a votar esto, os lo aseguramos” Yo replicaba que estábamos hablando de poner una papeleta dentro de una urna de manera libre y pacífica. La respuesta que obtenía era siempre la misma: “Vamos a hacer todo para impedirlo”. Al ver el civismo y el pacifismo de los catalanes se sorprendieron. A mí, llamadme ingenua pero nunca me hubiera imaginado que fuera el Estado el que reaccionaría con la violencia con la que lo hizo el 1 de Octubre. El día después en Madrid todo fue distinto. Algo se fracturó entre nosotros. Ya no nos mirábamos igual a los ojos ni los unos ni los otros. Y puedo decir que ya nunca fue lo mismo, por lo menos, hasta que yo me marché. Viví un final de etapa llena de vicisitudes. Luego viví las idas y venidas a la Audiencia Nacional, la prisión de nuestros compañeros o el exilio.