Justo tras la salida de Iván Redondo de Moncloa, el periodista Toni Bolaño publica ‘Moncloa. Iván Redondo. La política o el arte de lo que no se ve’, una obra “más que sobre Iván Redondo, sobre la comunicación política”, que recoge el fruto de más de un centenar de entrevistas. En contra de la versión transmitida desde Moncloa, Bolaño sostiene que Redondo abandonó el gabinete del presidente por propia voluntad, que a Pedro Sánchez “le dijo que no quería ser ministro” y éste “lo intentó convencer para ser secretario de Estado”. “Vuelve el PSOE, como dicen, pero el PSOE que no ha ganado nunca nada, el de 2014 y 2016”, subraya el autor, porque “Iván Redondo será un desastre, pero ha ganado dos elecciones generales, unas autonómicas, unas europeas, unas municipales y las catalanas”.
¿Qué le sedujo de Iván Redondo? ¿Por qué se decidió a hacer una biografía política?
La mujer de Iván Redondo me lo propuso en el 19, en el periodo entre las dos elecciones generales, pero lo descarté. Después, mi padre falleció hace justo un año y pensé que tenía que hacer algo en su honor, porque soy lo que soy gracias a mis padres. Retomé la idea de hacer un libro, más que sobre Iván Redondo, sobre la comunicación política, porque Iván Redondo ha roto los moldes de la comunicación política en España.
Iván Redondo es el primer asesor, y jefe de gabinete del presidente, que ha tenido tanto impacto mediático. Lo tuvo en Extremadura, cuando asesoraba a Monago, y lo ha tenido en Moncloa. ¿De dónde le viene ese sello tan personal?
Antes de Iván Redondo, hubo dos personas que también marcaron la profesión: Miguel Ángel Rodríguez y Miguel Barroso. Los tres tienen un elemento en común: el haber imbricado la asesoría política, no sólo en el relato, no sólo en storytelling, sino en el storydoing, en la gestión política. Como antes hicieron en la empresa gente como Juan Manuel Cendoya o Jaume Giró, el ahora consejero de Economía de la Generalitat, en el mundo de la empresa. Eso sí, Redondo tiene una característica diferente, porque es el único que ha sido jefe de gabinete, Rodríguez y Barroso eran secretarios de Estado de Comunicación. Con lo cual, el jefe de gabinete se convierte en la última trinchera del presidente. Le pasó en Extremadura y le ha pasado en Moncloa. En la sociedad mediática en la que vivimos, en la que los equilibrios políticos ya no los marcan los partidos, sino que los marcan los medios de comunicación, las redes sociales, esa figura es clave. Luego está la resistencia interna de los partidos. Pasó con el PSOE y con el PP, porque no soportan que haya una persona ajena al partido que esté más cerca del presidente que ellos.
“El consultor político tiene poder, pero tiene un poder delegado por parte del presidente. El presidente no está secuestrado. Me parece la mayor memez del mundo en el reino del móvil y del Whatsapp. El presidente habla con quién quiere, como quiere y cuando quiere”
¿Mandaba tanto como pareció en algún momento o las decisiones siempre son de los presidentes?
Si pensamos que las decisiones las toma el consultor político, es tanto como decir que el presidente es idiota. Al presidente se le pueden criticar muchas cosas, pero idiota no es. Las decisiones siempre las toma el presidente con su partido, siempre. Otra cosa es la leyenda negra, que los validos siempre han tenido. En el libro cito a Godoy o a Richelieu. El consultor político tiene poder, pero tiene un poder delegado por parte del presidente. El presidente no está secuestrado. Me parece la mayor memez del mundo en el reino del móvil y del Whatsapp. El presidente habla con quién quiere, como quiere y cuando quiere. Siempre. Con Felipe González eso sí podía suceder. No había móviles, y todo el que quería hablar con él tenía que pasar por Moncloa. Sí que había algún filtro. Pero con Aznar bajó muchos decibelios y con el resto de los presidentes me parece una majadería que sólo se puede afirmar desde la mala fe o la ignorancia.
En el libro compara a Miguel Ángel Rodríguez con Mourinho y a Iván Redondo con Guardiola. Parece que esa batalla de estilos la ha terminado ganando Rodríguez.
La ganó Miguel Ángel Rodríguez porque lo tenía todo a favor. El consultor político tiene la obligación de presentar alternativas. Y cuando el presidente decide, tener nuevos escenarios preparados. ¿Qué sucedió en Murcia? En Murcia se mueve pieza, estaban todos encantados, Adriana Lastra, Félix Bolaños, Santos Cerdán, José Luis Ábalos… Y Pedro Sánchez. Pero claro, no calcularon el terremoto que se produce. El PP mueve pieza y, no sólo no sale la moción de censura, sino que hay un contraataque en Madrid que pilla al PSOE de Madrid a por uvas, con un candidato de salida y con un partido que es una entelequia. Todas las organizaciones del PSOE han ido ganando o perdiendo, porque esa es la democracia. El PSOE de Madrid lleva 26 años sin ganar, y darle la vuelta a esto es un oxímoron. La prueba del algodón de que eso iba a ser un fracaso es cuando Pedro Sánchez le encarga a Iván Redondo que sondee a Iñigo Errejón para hacer una candidatura unitaria, encabezada por Manuela Carmena. Iván le dijo aquellos días que las posibilidades de ganar eran de un 1%. Y luego, Miguel Ángel no es manco, sabe actuar y lleva la profesión muy adentro. Iván es más de florete y Miguel Ángel es más de navaja trapera de Vallecas.
¿La salida de Moncloa de Iván Redondo y su relevo por parte de Óscar López puede suponer un fin de ciclo, el ocaso del asesor estrella?
No, porque es un modelo que funciona en todo el mundo. En ese relevo, además, se nota la improvisación. La negativa de Iván a quedarse, obligó al presidente a mover a Óscar López de donde pensaba ponerlo -que eso lo tendrá que decir el presidente, no yo- para ponerlo de jefe de gabinete y a Llanos Castellanos como adjunta, que acaba de salir corriendo para irse al partido. Están improvisando desde el minuto uno. Un detalle: el montaje que ha hecho Iván en la Moncloa, eso sí perdurará. Si mañana gana Pablo Casado, ese gabinete se mantendrá, porque es un gabinete de Estado, no de partido. Por decir una maldad, el presidente del Gobierno ha seguido abriendo el curso político en la Casa de América, porque son hitos que el Gobierno de España tiene que mantener.
“Iván Redondo siempre ha asesorado a candidatos desahuciados por su propio partido: García Albiol, en Badalona, Basagoiti, en Euskadi… ¿Ganar Monago en Extremadura? Nadie se lo creía. ¿Y Pedro Sánchez en el 17?”
En el libro sostiene que es Iván Redondo el que se va, que no se trata de un cese, como sostiene la versión que se ha transmitido desde Moncloa. ¿Por qué toma esa decisión?
Un consultor político que no es miembro del partido, no tiene por qué ligar su futuro profesional a un líder. Él quería haberse ido en el 19, después de las primeras elecciones. No pudo ser, porque se convocaron unas segundas. Después se quiso marchar, pero no pudo ser porque llegó una pandemia. Y toma una decisión. La versión de Moncloa te la voy a resumir muy fácil: es mentira. Esos días hablé mucho con Iván. Por esas horas en las que estuve con él, fui testigo de muchas llamadas, de un tal Pedro Sánchez, y sé cómo estaba el paño. Su reacción me pareció de mal gusto, de zarina ofendida, de despechado. Si te ha dicho que no, es que no. ¿Por qué envía el 6 de julio a dos personas muy amigas del presidente y muy amigas de Iván a convencerle para que se quede de secretario de Estado? Le dijo que no quería ser ministro y lo intentó convencer para ser secretario de Estado. Le dijo que no y es cuando empieza toda la improvisación. ¿Por qué ese interés en decir que lo han echado? Están jugando a que Iván no ha existido. Vuelve el PSOE, como dicen, pero el PSOE que no ha ganado nunca nada, el de 2014 y 2016. Iván Redondo será un desastre, pero ha ganado dos elecciones generales, unas autonómicas, unas europeas, unas municipales y las catalanas. Es un balance bastante mejor que el que tenía el PSOE en 2017 cuando llega Sánchez a la secretaría general.
¿Tan mal ha quedado la relación entre Iván Redondo y Pedro Sánchez como para que haya este encontronazo de versiones?
Era imposible mantener una conversación con Iván, porque llamaba 20 veces el presidente. Era muy buena la relación. Por eso creo que el presidente se consideró traicionado, cuando Iván le dijo que se iba. Y ha actuado como un novio despechado. Pero luego está la obsesión de los que llegan a Moncloa, que han intentado tapar la trayectoria de Iván. Con lo fácil que hubiera sido agradecerle. El presidente tiene todo el derecho a nombrar y a prescindir. Todo el derecho. Pero a maltratar, yo creo que no. Y eso vale para Iván, vale para Ábalos, para Carmen Calvo y para todos los ministros que estaban en su gabinete.
Iván Redondo se ha llevado muchas críticas por su entrevista a Jordi Évole. Por varias cuestiones, entre otras por revelar detalles como el hecho de que el presidente le ofreciera ser ministro. ¿Cómo valora estas críticas?
A Iván Redondo no se le puede acusar de desvelar secretos de Estado y, a la vez, de no decir nada. Eso es lo que ha pasado. ¿Qué detalles ha desvelado? ¿Decir que lo de Murcia no es culpa de él? Que le había ofrecido ser ministro sale en el libro, se lo ofreció en 2018. Iván Redondo jamás desvelará nada de las conversaciones con el presidente ni de las decisiones del presidente que quizás no eran su propuesta. Eso, como él dice, se queda en el vestuario.
Hay quien ha interpretado los elogios a Yolanda Díaz como un acercamiento, como un intento de colaborar con ella.
Lo único que les diría a los que sugieren que ya incluso está trabajando con ella es que dejen las drogas. Es una memez, pero Iván Redondo ha vuelto a la profesión y va a decir lo que piensa. ¿Eso quiere decir que va a asesorar a alguien en la política? Yo creo que no. Los que está nerviosos con esto es que no lo conocen y, como el ladrón, piensan que todos son de su condición.
Para usted, que le conoce bien, ¿cuál ha sido el mayor acierto en la carrera de Redondo?
El gran acierto de Redondo es crear un nuevo perfil en la profesión. Ha creado un nuevo perfil con nuevos ingredientes, que van a crear escuela. Esta radiografía de la comunicación política, ofrece un cambio sustancial. Un común denominador es que Iván Redondo siempre ha asesorado a candidatos desahuciados por su propio partido. Nadie pensaba que García Albiol fuera a ganar en Badalona. Con Basagoiti, en Euskadi, nadie daba un duro por el PP de aquel momento, tras la marcha de María San Gil y Mayor Oreja. ¿Ganar Monago en Extremadura? Nadie se lo creía. ¿Y Pedro Sánchez en el 17? En aquel momento, el PSOE estaba hecho trizas. Sabe ver oportunidades donde otros no somos capaces. Y me pongo en primer lugar, porque le dije que se equivocaba cuando me comentó que iba a trabajar con Pedro.