El momento álgido del trumpismo con el asalto al Capitolio ha provocado que muchos políticos españoles estén poniéndose de perfil cuando les recuerdan sus simpatías por el todavía presidente de los EEUU. Es el caso de algunos miembros de Junts, que ya han borrado tuits comprometedores. Sin embargo, Santiago Abascal, que en un primer momento crítico de la insurrección en Washington ha salido en defensa de Trump cuando se le han cerrado sus cuentas en las redes sociales. En aras de una supuesta libertad de expresión, algunos políticos de la derecha y extrema derecha española están pasándose a Parler, la red en la que al trumpismo estadounidense no se le han puesto límites.
En un primer momento, Santiago Abascal hacía una condena sui generis del asalto al Capitolio afirmando en Twitter que “quizá lo que les molesta a los comunistas y socialistas es que en otros países las izquierdas hayan perdido el monopolio de la violencia. […] Nosotros la hemos condenado siempre, venga de donde venga. Y todavía hoy la sufrimos a diario, instigada desde el gobierno y sus satélites”. Sin embargo, con el paso de los días, el trumpismo ha empezado a asomar sin disimulos en las filas de Vox.
Tras el cierre de las cuentas de Trump en Twitter, Facebook e Instagram, Abascal afirmaba -también en Twitter, curiosamente- que ha iniciado conversaciones con “líderes políticos internacionales” para afrontar el “ataque” a la libertad de expresión
El eurodiputado Hermann Tertsch ha publicado un artículo en el blog de la formación en el que siembra dudas sobre la autenticidad de los supuestos seguidores de Trump en la insurrección de Washington, a pesar de que ya han sido detenidos varias decenas de ellos, con varios notorios y conocidos ultraderechistas a la cabeza. Después, la coportavoz parlamentaria Macarena Olona difundía en sus redes el eslogan ‘Trust the plan’ –‘Confía en el plan’-, uno de los utilizados por QAnon, uno de los principales grupos ultras que han instigado lo sucedido y que sostienen que hay una conspiración internacional de pedófilos en la que están implicados los Clinton, los Obama y el Papa Francisco, entre otros.
Sin embargo, tras el cierre de las cuentas de Trump en Twitter, Facebook e Instagram, Abascal afirmaba -también en Twitter, curiosamente- que ha iniciado conversaciones con “líderes políticos internacionales” para afrontar el “ataque” a la libertad de expresión que, a su juicio, se está produciendo a nivel global en las plataformas de redes sociales. Según Abascal: “Las ‘bigtech’ no pueden convertirse en policías globales del pensamiento. Y mucho menos de un pensamiento sectario, que guarda sitio para talibanes, terroristas y chavistas y censura a los disidentes. Estamos ante una amenaza global a las libertades fundamentales”.
Tras el cierre de las cuentas del presidente, desde el trumpismo norteamericano se ha impulsado la migración en masa a Parler, otra red social, minoritaria, que hace bandera de no aplicar ninguna regulación a su contenido. El pasado fin de semana, Abascal anunciaba su incorporación a Parler con un “¡no podrán silenciarnos!”, seguidos de otros líderes del partido, como Iván Espinosa de los Monteros. Aunque quizá lo más preocupante es que hay políticos de PP y Ciudadanos que han seguido sus pasos. Es el caso de la diputada popular Bea Fanjul, que lo hacía escribiendo “empieza la revolución”. o del portavoz de los naranjas en las Corts valencianas, Toni Cantó. Sin embargo, poco ha durado la trayectoria de Parler como herramienta contra el ‘yugo progre’, porque ha sido vetada por Google, Apple y Amazon, con lo que no se puede descargar. En cuanto las grandes tecnológicas han visto que amenazada su credibilidad y su modelo de negocio se han puesto manos a las obras para regular el flujo de información en sus redes y apps.
El procesismo, de la mano del trumpismo
En los momentos álgidos del procés, que coincidieron con la elección de Trump, hubo quien se las prometía felices, bajo la reflexión de que sólo un presidente tan heterodoxo como él respaldaría la independencia de Cataluña
Mientras, en Junts se están haciendo los olvidadizos sobre sus antiguas simpatías hacia Donald Trump. En los momentos álgidos del procés, que coincidieron con la elección de Trump, hubo quien se las prometía felices, bajo la reflexión de que sólo un presidente tan heterodoxo como él respaldaría la independencia de Cataluña. Es el caso, por ejemplo, del empresario Joan Canadell, presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona y número tres de Junts en la lista de Barcelona para las elecciones del 14-F. Uno de los más duros entre los duros del independentismo posconvergente. Los tuiteros, siempre atentos para tirar de hemeroteca, le recordaron a Canadell que, justo después de la victoria electoral de Trump, escribió en esa red: “Pediría prudencia al mundo independentista para no situarse en contra de Trump”, porque “entre Catalunya y los Estados Unidos que visualiza Trump hay muchos más puntos de acuerdo que con España”.
“Me basé en un discurso de autoestima de país que me pareció adecuado, pero aún no era presidente”, se explicó en Ràdio 4, señalando que lo ha borrado porque había quien los aprovechaba para decir que él es “trumpista”. Pero cuando ya era presidente hacía mucho, en febrero de 2018, escribió: “la estrategia de Trump es potenciar la economía real, las empresas industriales, frenar las importaciones asiáticas a base de ‘America first’. En este sentido va hacia la estrategia de Alemania y Cataluña. La antítesis era la Hillary más como oligarcas de España”. Es bien sabido que Canadell es abierto simpatizante de las teorías conspiratorias del Institut Nova Història, que atribuye orígenes catalanes a infinidad de personas y cosas, desde algunas plausibles, como Cristóbal Colón, a otras alucinantes, como Miguel de Cervantes, Wiliam Shakespeare, Leonardo da Vinci, El Bosco, la bandera de EEUU y hasta el ajedrez. The Guardian denunció este año que el Institut ha recibido financiación de la Generalitat desde 2012, por un valor de casi 3 millones de euros.
Por su parte, Josep Costa, vicepresidente del Parlament esta legislatura y que también figura en las listas de Junts para estas elecciones, aseguraba en noviembre que “hace falta aprender muchas lecciones de cómo llegó al poder Trump, cómo ha gobernado y cómo ha estado a punto de ser reelegido”, en concreto, “nuevas formas de comunicación, movilización y confrontación política”. Costa estuvo bajo el foco de la polémica hace pocas semanas, tras conocerse que había participado en una reunión con diferentes grupos independentistas, entre los que se encontraba el xenófobo Frente Nacional de Cataluña.