
Sin Maldad / José García Abad
Pedro Sánchez se aprovechará de que coincidirá el final de la legislatura con su presidencia de la Unión Europea, por lo que está dedicando su atención prioritaria a prepararse para el feliz acontecimiento haciéndolo brillar con esplendor.
Le llueven propuestas para que las incorpore a su programa presidencial, entre las que me permito destacar la del vicesecretario general de Política Sindical de UGT, Mariano Hoya, para que impulse la jornada laboral de 32 horas que, sostiene, “va a llegar en los próximos años, con acuerdo o sin acuerdo”.

Sánchez daría lustre a su presidencia europea con la propuesta de jornada laboral de 32 horas que le brinda la UGT
Argumenta el dirigente sindical que las 32 horas semanales no sólo tienen que ver con mejorar la calidad de vida de los trabajadores y trabajadoras, sino con la realidad que nos va a tocar vivir, con carácter inmediato. En su opinión hay que dar respuesta a los desafíos de la digitalización, la inteligencia artificial, la transformación energética, el cambio climático, etc. Lo que tiene que ver con la reducción y redistribución del tiempo de trabajo, pues se destruirán muchos empleos y se crearán otros nuevos.
Esta propuesta encuentra el viento favorable, que ya está siendo objeto de reflexión por los técnicos de la Comisión Europea, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y la OCDE sin que se aprecie resistencia por parte del empresariado más lúcido, consciente de las transformaciones que se están realizando ante las implicaciones que sobre el empleo tendrán los avances tecnológicos, que producirán fuertes desplazamientos de la demanda sectorial de trabajadores. Como han aceptado, en principio, las iniciativas gubernamentales para introducir fórmulas para el establecimiento de la renta universal, que ha dejado de ser calificada en poco tiempo de utópica.
Kai-Fu-Lee, uno de los empresarios líderes de la inteligencia artificial a caballo entre Silicon Valley y Pekín escribe en su libro ‘Superpotencias de la inteligencia artificial’: “Los defensores de la reducción de las horas de trabajo opinan que la Inteligencia Artificial reducirá la demanda de mano de obra humana y creen que este impacto podría absorberse si se pasa a una semana laboral de tres o cuatro días, repartiendo los empleos que sigan existiendo entre más trabajadores”.
Y Larry Page, cofundador de Google, uno de los hombres más ricos del mundo recomienda: “Pasemos a una semana laboral de cuatro días o hagamos que varias personas compartan el mismo trabajo”.
España encabezó la revolución de la jornada de ocho horas
Recordemos que España fue el segundo país del mundo, después de la URSS, que estableció la jornada de ocho horas en 1919, gobernando entonces el muy conservador conde de Romanones. Una verdadera revolución producto de las fuertes movilizaciones obreras, como la gran huelga en la compañía eléctrica en Barcelona Traction, conocida popularmente por “La Canadiense”, liderada por la CNT que se contagió a todo el tejido industrial de la ciudad con una huelga general de dos semanas a pesar de la fuerte represión gubernamental.
Desde aquella revolución de la reivindicación de las ocho horas por jornada diaria y 48 semanales se han venido estableciendo nuevas reducciones, como cuando la OIT estableció en 1935 las 40 horas semanales de vigencia mundial.
En España se dio un paso modesto, muy barato, cuando en el año 2021 el Gobierno y Más País, la formación de Íñigo Errejón, acordaron poner en marcha un plan piloto de semana laboral de cuatro días o 32 horas. El programa destinó 50 millones de euros a ayudar a las empresas que se ofrecieran voluntarias para implantar dicha iniciativa.
Lleva ejerciendo la profesión de periodista desde hace más de medio siglo. Ha trabajado en prensa, radio y televisión y ha sido presidente de la Asociación de Periodistas Económicos por tres periodos. Es fundador y presidente del Grupo Nuevo Lunes, que edita los semanarios El Nuevo Lunes, de economía y negocios y El Siglo, de información general.