El secretario general de CCOO acaba de publicar ‘Los sindicatos y el nuevo contrato social’, una selección de artículos firmados por él durante la pandemia en el que hace balance de los acuerdos sociales en ese periodo y subraya la necesidad de suscribir un nuevo contrato social que reedite “los pilares de lo que fue el contrato social del siglo XX” e incorpore elementos nuevos como los cuidados. Sobre la posibilidad de alcanzar un pacto de rentas como pretende el Gobierno, Unai Sordo señala que “a nadie se le escapa que CEOE apuesta por el cambio de ciclo político” y que, por tanto, “interpreta que no toca darle acuerdos a este gobierno”. Eso sí, Sordo está convencido de que no habrá adelanto electoral “salvo hecatombe” y que el Gobierno llegará a finales de 2023, entre otras razones porque “ningún presidente con dos dedos de frente y, desde luego, ningún presidente con la querencia europeísta que tiene Pedro Sánchez va a despreciar ejercer esa presidencia”.
En los artículos que recoge el libro insiste en la necesidad de suscribir un nuevo contrato social para el siglo XXI. ¿Cuáles serían los pilares de ese contrato social?
Es reeditar los pilares de lo que fue el contrato social del siglo XX, en cuanto a lo que tiene que ver con la sanidad, la educación, las pensiones y un sistema de negociación colectiva que permita una redistribución a través de los salarios. Luego, hay que incorporar nuevos elementos. Uno de los más determinantes es el que tiene que ver con las políticas de cuidados. Habría que abrir también el debate sobre las rentas mínimas garantizadas. No estoy hablando de la renta universal, ni mucho menos, pero sí de las rentas mínimas garantizadas. Y otra cosa que me parece importante es el acceso al conocimiento y a la formación permanente. Pero insisto, todo lo que tiene que ver con los cuidados fue lo que se cayó del anterior contrato social, por la simple razón de que se derivó a la vida de las mujeres.
¿Sin la pandemia se podría haber avanzado como se ha avanzado estos dos años en la recuperación de derechos laborales?
Es una pregunta interesante, porque es verdad que la pandemia, si algo puso de manifiesto, además de nuestra vulnerabilidad, es la importancia de contar con elementos de protección común. Sin una sanidad al acceso de todos y todas y una protección de los recursos públicos a través de los ERTE, hubiera sido mucho más dura en el terreno sanitario y en el terreno económico hubiera arrasado con una parte muy importante del tejido productivo español. La pandemia hizo que lo colectivo, lo común, lo comunitario, cobrase importancia después de 40 años de hegemonía neoliberal. Ese volcarse de la población en los aplausos a las ocho de la tarde era ese aval de que nos reconocíamos en lo común, en lo colectivo. Por eso aparecieron las cacerolas y los discursos apocalípticos, porque había que contrarrestar ese sentido común que en apenas seis meses había calado en la población española.
“La pandemia hizo que lo colectivo, lo común, lo comunitario, cobrase importancia después de 40 años de hegemonía neoliberal”
¿Ve factible poder cerrar un acuerdo con la patronal en la negociación colectiva este otoño?
Va a estar complicado, porque la actitud de CEOE ha sido oponerse, cada vez con más claridad, a lo que ha sido un elemento clave para nosotros: las cláusulas de revisión salarial. Nosotros podíamos ser flexibles a la hora de negociar las subidas salariales de inicio y de establecer cómo opera la cláusula de garantía salarial, pero sí queremos la certeza de que en los tres años que dura el acuerdo, al final de cada año y al final del ciclo, esa cláusula protege a los salarios. A través de la movilización, en muchos convenios, estamos consiguiendo las cláusulas -es verdad que en otros no, sobre todo donde no hay movilización- pero sin dar una garantía a los trabajadores de que vamos a proteger los salarios, el acuerdo es difícil. Si se introdujeran más variables en la ecuación, y ahí aparece el pacto de rentas, quizá se podría avanzar en la negociación si las rentas se protegieran por otras vías, SMI, desempleo u otras.
Teniendo en cuenta los acuerdos entre los agentes sociales que se han suscrito en estos dos años, ¿por qué considera que la CEOE no tiene incentivos ahora para llegar a acuerdos en esta materia? ¿Ve intencionalidad política en la patronal en esta recta final de la legislatura?
Hay dos motivaciones. Los acuerdos de la pandemia, fueron muy importantes. Salvaron mucho empleo, pusieron en valor el diálogo social… Pero claro, supusieron una enorme transferencia de recursos para salvar empresas. A través de los ERTE se nacionalizaron temporalmente los salarios, las cotizaciones sociales y todas las medidas de liquidez para evitar los cuellos de botella en la financiación sobre todo de las pymes. Por tanto, fueron acuerdos interesados por parte de CEOE, como no pueden ser de otra manera. Fueron acuerdos ‘pa cobrar’. Ahora estamos en un momento distinto, en el que lo que hay que negociar es cómo redistribuimos, en una situación de inflación muy alta y en el que cualquier apelación a un pacto de rentas tiene que ver cómo se distribuyen salarios, como se limitan beneficios y dividendos empresariales y qué política fiscal se aborda. Mi impresión es que CEOE intuye que ahí no va a salir a ganar. Es una visión cortoplacista y ventajista de su papel en el diálogo social.
La otra lógica es más intuitiva. Pero yo creo que a nadie se le escapa que CEOE apuesta por el cambio de ciclo político. No lo dicen, son respetuosos y no se meten en charcos, pero no hay que ser un lince para pensar que aspira a que este ciclo se acabe e interpreta que no toca darle acuerdos a este gobierno. Además, hay una derivada interna porque tienen un proceso a finales de este año [Antonio Garamendi afronta su reelección en noviembre] y quizá tampoco incentiva los acuerdos. Una parte de las patronales están, para qué nos vamos a engañar, bastante tiradas al monte y han visto con muy malos ojos estos acuerdos, que han sido muy beneficiosos para el país. Hay patronales muy ideologizadas y muy lobbies de los intereses de coyuntura política. CEOE ha tenido equilibrio en estos años, pero en este momento los acuerdos van a estar mucho más difíciles.

¿Es posible alcanzar un pacto de rentas o es más un deseo del Gobierno que está lejos de concretarse?
Es que hasta ahora ha sido casi un significante vacío. Se ha confundido pacto de rentas con acuerdo salarial. Y me he cansado de decir que un pacto de rentas tiene que conllevar un acuerdo salarial, pero un pacto salarial no define por sí solo un acuerdo de rentas. El otro día escuchaba unas declaraciones de la ministra de Hacienda en las que creo que, por primera vez, abría la puerta a hablar de rentas en plural. Habla de fiscalidad, habla de pensiones y habla de otras cosas que se pueden poner encima de la mesa. Si eso es así, sí creo que podemos retomar una negociación importante. Si garantizamos, por ejemplo, los términos de subida del Salario Mínimo Interprofesional, una mejora en la prestación de desempleo -que no olvidemos que se reforma en 2013 y se recortó- o un impuesto de sociedades mínimo del 15% sobre beneficio contable, es evidente que se abren otros márgenes en la negociación salarial. Así se protegen rentas bajas de las políticas públicas. Pero lo cierto es que esto nadie lo ha puesto todavía encima de la mesa, simplemente se ha dicho.
¿Cómo valora la intervención de Sánchez en el debate del estado de la nación y las propuestas fiscales que hizo?
Tienen la lógica adecuada, pero creo que son insuficientes y adolecen de alguna falla como el control de precios. Hay que ir más allá en el impuesto de sociedades y en materia de protección de rentas. El bono de 200 euros es poco y yo creo que llega a un universo limitado. Se trata de proteger rentas bajas, pero también rentas medias que están sufriendo el impacto de la inflación. Luego, donde creo que el Gobierno no ha sido demasiado ofensivo es en las políticas de control de precios, salvo en una muy relevante: la de ganar la batalla en Europa de la excepción ibérica y de la limitación del precio del gas.
¿Ve un giro a la izquierda en el presidente?
Lo importante es que se tomen este tipo de medidas y que se haga con mayor intensidad. Podría decir que hay un giro a las propuestas sindicales, porque muchas de ellas las hemos hecho desde el sindicato. El bono social o el abono transportes son propuestas que el sindicato hizo hace tres meses. Bien está que se adopten. Si se hubieran hecho desde un marco del diálogo social, casi mejor. Hubiera sido difícil con CEOE, visto lo visto, pero no hubiera estado de más. Sí hay un golpe de timón en la orientación de las medidas.
“¿Giro a la izquierda de Sánchez? Podría decir que hay un giro a las propuestas sindicales, porque muchas las hemos hecho desde el sindicato”
¿Qué opina de quienes alertan de una gran crisis este otoño, de una recesión?
Una recesión no la pronostica ninguna instancia, ni nacional ni internacional. Pero también es verdad que, hoy en día, las predicciones son volátiles porque dependen un factor geopolítico, del suministro de gas y otras materias primas y de variables que se escapan a la lógica predictiva. Va a haber una ralentización económica de intensidad variable en función de lo que ocurra con estos factores. Es evidente que la situación a la que Alemania, con una inflación desconocida para ellos desde hace muchas décadas y habiéndose comido su superávit comercial, que es la primera vez que les ocurre desde la reunificación, va a tener efectos importantes. Pero algún día se acabará la guerra. Es verdad que España está en situación menos vulnerable, pero también es verdad que si se gripa el crecimiento en Alemania y otros países, son dos trimestres lo que tarda en llegarte el tsunami. La situación es de mucha incertidumbre.
Y para más incertidumbre, lo sucedido en Italia con la dimisión de Draghi. ¿Qué impacto puede tener para la UE un gobierno ultraderechista en la tercera economía del euro, como predicen las encuestas?
Puede ser un impacto letal. Un gobierno conformado por Salvini, la Liga, por Fratelli d’Italia y por los vestigios de Berlusconi es el gobierno de más extrema derecha en Europa desde la II Guerra Mundial, por encima del de Orban. Meloni y Fratelli d’Italia son un peligro público, son neofascismo en estado puro. Que la tercera economía de Europa esté gobernada por partidos nacionalistas, antieuropeístas, con vínculos con Trump, por un lado, y con Putin, por otro, es un factor de desestabilización de Europa muy importante. Es la mayor victoria geopolítica de Putin en este conflicto. Europa tendría que hacer lecturas de esto. Europa está metida en un lío muy gordo que no sufre en sus carnes en primera instancia EEUU ni tampoco China, lo sufre la UE. Habría que intentar buscar como sea salidas a lo que está pasando en claves no sólo bélicas, sino con una apuesta diplomática por una conferencia de paz, de seguridad y de suministros globales. El tiempo va a dar la profundidad del lío en el que estamos metidos.
“El Gobierno y sus espacios políticos deben dar respuestas a las incertidumbres de la gente en clave progresista”
¿Yolanda Díaz será capaz de revitalizar el espacio político de Unidas Podemos con Sumar? Porque es posible que lo que está dándose en Italia pueda darse en España.
Tengo mis dudas, creo que se está configurando un cambio de tendencia en las correlaciones entre los partidos. Los resultados de Andalucía no responden sólo a la pésima candidata de Vox, sino que empiezan a responder al pragmatismo de la derecha y la extrema derecha española en la medida en que empiecen a intuir que Feijóo puede ser una opción ganadora. Esto empieza a desgastar a Vox. Ojo a los datos del CIS. Por ahí hay una dinámica que veremos por donde va. Y en el otro lado, yo creo que España necesita que el proceso de Yolanda Díaz salga bien. Y desde luego, el progresismo y la izquierda en España necesita que salga bien. Lo que se nuclee en torno a Díaz tiene que motivar al abstencionismo del electorado y buscar respuesta a las incertidumbres de la gente en clave progresista. Hay toda una España que se siente ajena a los procesos de modernización del país, que vive en las periferias de las grandes ciudades, en las ciudades medias y en la España rural. Y que no necesariamente son unos neofascistas ni son unos atrasistas. Simplemente, están buscando respuestas. Ahí, la izquierda tiene que jugar un papel y decir que con mejores servicios públicos, con más centros de atención primaria, con mejores salarios mínimos interprofesionales, con mejor atención a la dependencia, de los niños de 0 a 3 años… Se construye un país mejor. Esa es la batalla que tiene que dar el Gobierno y los espacios políticos en torno al Gobierno. Me parece fundamental que salga bien ese proyecto.
¿Ve al gobierno terminando la legislatura, llegando hasta finales de 2023? Ya hay rumores de un posible adelanto a octubre o a primavera.
Se rumorean unas cosas que… En fin… Sería una irresponsabilidad manifiesta convocar elecciones en octubre. Con la perspectiva de un otoño complicado y de un invierno para el que se está hablando de restricciones energéticas en Europa, una cosa que no se veía desde hace siete décadas, convocar elecciones sería una irresponsabilidad de marca mayor. Estoy convencido de que el Gobierno no lo va a hacer, salvo hecatombe. Pero en circunstancias normales -dentro de lo difícil que es hoy situar la normalidad-, Pedro Sánchez no convoca elecciones. Entre otras cosas, porque se necesita tiempo para implementar las políticas que se están lanzando, porque se necesita tiempo para salir de esta crisis de precios provocada por la guerra y porque se necesita también contrastar con la población española la buena imagen que la acción del gobierno tiene en Europa. Esa imagen de pesimismo y de que todo es una catástrofe, cuando cruzas los Pirineos se queda en España. Y España preside la UE en el último semestre del año próximo que es cuando hay elecciones. Ningún presidente con dos dedos de frente, y desde luego ningún presidente con la querencia europeísta que tiene Pedro Sánchez va a despreciar ejercer esa presidencia. No va convocar elecciones antes, tendría que suceder una catástrofe. No es porque me lo haya dicho nadie, pero estoy convencido de que no habrá adelanto electoral.