La hija de la infanta Elena y Jaime de Marichalar ha protagonizado una carrera imparable y meteórica en el abstracto y lucrativo mundo de las influencers. A sus 21 años, se está convirtiendo en uno de los personajes imprescindibles de los photocalls más exclusivos y su creciente número de followers en Instagram la han convertido en un cotizado reclamo para las marcas.
El fenómeno ha llamado la atención de la revista Elle, que dedica una portada a la sobrina de Felipe VI con el título El fenómeno Victoria Federica salta al ruedo, una alusión a su afición a los toros –su outfit también es un guiño al traje de luces– y a todo lo que suene a conservador, en general. Pero lo más llamativo son sus referencias a su familia. Particularmente, a su abuelo materno.
Juan Carlos de Borbón, cuya imagen ha caído en picado en dos años, es su “persona favorita en el mundo” y le define como su “segundo padre”. “Desde niña le he admirado, siempre le he visto como un hombre dedicado y espero que todo el trabajo y el esfuerzo que ha hecho durante toda su vida sea reconocido y estimado”, dice. “También para mucha gente en España ha sido importante, y lo sé porque se acercan para decírmelo”.
En este punto, el autor del reportaje revela que la joven, con la mirada empañada y la voz temblorosa, continúa: “Sólo quiero que se valore su entrega por este país. Aunque hace tiempo que no estamos juntos, hablo mucho con él y sigue siendo mi mayor fuente de inspiración. Lo será hasta que me muera”.
Y hace una revelación; en honor a él, lleva tatuado un velero en el tobillo derecho, copiado de una foto que tomó del último barco en el que el emérito estuvo navegando.