¡Vaya gente! / Mara del Prado
La realeza por derecho divino ha sido reemplazada por la realeza mainstream, la que inunda las redes sociales y se disputan las grandes marcas del lujo. Pero, ¿qué ocurre cuando alguien cumple los dos requisitos?
Cartier ha inaugurado nueva tienda en Madrid. Ha invitado a los influencers María García de Jaime y Tomás Páramo, a María Pombo, a Mafalda de Bulgaria y a Victoria de Marichalar y Jorge Bárcenas. ¿El asunto habría merecido una página en Hola de no ser por la presencia de la sobrina del rey? Probablemente, no. Pues ahí tienen la respuesta a la primera de las preguntas.
Otro ejemplo. Soy Olivia Group organizaba en el restaurante La Borda del Mentidero una fiesta llamada Winter is coming –Se acerca el invierno–. Los asistentes, los mismos que en el evento de la firma de joyas y alguno más como Laura Escanes o María Fernández-Rubíes, dedicadas también al lucrativo negocio de las apariencias en que se han convertido plataformas como Instagram.
La hija de la infanta Elena y Jaime de Marichalar y su novio, con quien ya vive en pareja, asistieron disfrazados de mago y su ayudante. Al parecer ella es amiga de la agencia de representación y creación de contenido y ha estado en anteriores fiestas, pero es la primera vez que aparece ante las cámaras. ¿Resultado? Otra doble página en el mismo número de Hola. Saben ya a quién se están disputando las marcas por escandalosas sumas de dinero, ¿verdad?
De eso saben bien los duques de Sussex. Aunque ellos han perfeccionado la técnica y son su propia marca, sinónimo de grandes audiencias y generosos anunciantes. Después de su polémica entrevista con Oprah Winfrey, Meghan Markle ha mostrado su lado más relajado y divertido con otra amiga influyente y millonaria, que las hay que saben escoger a sus más cercanos. Se trata de Ellen DeGeneres, la otra reina del star system de la televisión americana, que ha convertido a la nuera de Carlos de Inglaterra en el cebo de una cámara oculta.
Con orejas de gato, cantando, comiendo como una ardilla y bebiendo con biberón debía sorprender a los transeúntes en las inmediaciones del plató del programa donde, sentada ya en el sillón de las estrellas invitadas, contó que tenía un coche tan viejo que debía entrar por el maletero y que, antes de conocerse su relación con Harry, salieron disfrazados una noche de Halloween sin que nadie los reconociera.
Sí, lo sé. Así contado, pierde toda la gracia.