
El Acento/ Inmaculada Sánchez.
Habíamos quedado más que saturados de la gincana de convocatorias electorales que han plagado el calendario desde 2019. Dos insolitas convocatorias a generales en siete meses, abril y noviembre del 19, una de autonómicas y municipales, en mayo del mismo año, con adelanto en un mes de la Comunidad Valenciana, y, al año siguiente y pese a la pandemia, adelanto electoral en Cataluña en febrero, y en Galicia y País Vasco en julio. Madrid tampoco se iba a quedar atrás y también anticipó dos años la fecha de sus comicios para volver a convocar a sus electores en mayo de este 2021 que despedimos en unos días.
Hasta los demócratas más convencidos, entusiastas de ‘la fiesta de las urnas’, pedían ya al menos un par de años de estabilidad en parlamentos y gobiernos para que los programas, promesas o pactos que hayan salido de ella, pudieran gestionarse y ejecutarse. El dinero, las empresas y la economía, también.

Los de Casado se han puesto el uniforme de combate con espíritu de victoria al ritmo de los tambores electorales de Castilla y León y Andalucía, mientras Iglesias insiste en que Sánchez también adelantará las generales a 2022
En el actual Gobierno, tras conseguir con no pocos esfuerzos los acuerdos necesarios para aprobar los Presupuestos Generales del Estado para 2022, respiraban aliviados y se apuntaban a un año y medio largo por delante sin la tensión de la campaña permanente para hacer política y ‘venderse’ de nuevo a sus electores. Craso error en los líquidos y crispados tiempos que vivimos. Esta semana el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, daba por roto su pacto con Ciudadanos, disolvía las Cortes y llamaba a las urnas a sus ciudadanos al próximo 13 de febrero, poniendo en marcha la maquinaria de un nuevo ciclo electoral que supera los límites de su territorio y extiende su vista hacia La Moncloa.
No en vano, la decisión de Mañueco ha sido criticada por atender más a los intereses de Pablo Casado que a los de la región. El líder del PP conseguirá un ‘año electoral triunfante’ para su partido si se confirma que Mañueco retendría la presidencia de Castilla y León, cambiando a Ciudadanos por Vox como socio, y si en el ya anunciado adelanto electoral de Andalucía, que podría producirse en junio u octubre, Moreno Bonilla repite la jugada. Ya no sería solo Ayuso quien fulmina a los de Arrimadas y suma votos para el PP. La gran incógnita son los resultados de Vox y el grado de dependencia que generarán en estos nuevos gobiernos populares, si no se produce la gran sorpresa de que los socialistas leoneses y andaluces se muestren capaces de dar la vuelta a los sondeos.
Casado ha dado muestras esta misma semana de haberse puesto ya en ‘modo campaña’ con la bronca sesión de control al Gobierno de esta semana o sus belicosas declaraciones de días posteriores. No abriguemos esperanza alguna de que el tono cambie a partir de ahora. Frente a la inesperada solidez del bloque de socios del actual Gobierno, que ha colaborado en sacar adelante dos años consecutivos de Presupuestos, no pocos proyectos de ley y ha impedido que Sánchez caiga durante los peores meses de la pandemia, Casado vislumbra ahora su oportunidad en la sucesión de comicios previos a las generales de 2023. García Egea ya ha prometido, para inyectar moral de combate a la tropa, que todas las próximas citas electorales serán triunfos del PP.
Aunque el último CIS del año haya aumentado la distancia del PSOE sobre el PP en siete puntos, los de Casado se han puesto el uniforme de combate con espíritu de victoria mientras Pablo Iglesias insiste en que Sánchez adelantará las generales a 2022. Mucho tendrán que decir en ello la gestión de los fondos europeos que comienzan a llegar, el alcance de la recuperación económica y la incierta evolución de los precios energéticos y de esta inacabable pandemia. Pero ya nadie puede ser ajeno al tañir de urnas que ha empezado a resonar. Prepárense.
Periodista y directora de ‘El Siglo’ desde 2011, revista que contribuye a fundar, en 1991, formando parte de su primer equipo como jefa de la sección de Nacional. Anteriormente trabajó en las revistas ‘Cambio 16’ y ‘El Nuevo Lunes’ y en la Cadena Ser. Actualmente también participa asiduamente en diferentes tertulias políticas de TVE y de Telemadrid.