Willy Toledo se sentaba el pasado lunes en el banquillo para defenderse de la acusación de la Asociación de Abogados Cristianos, que pide 22 meses de multa para el actor por ofensas a los sentimientos religiosos. La razón, dos mensajes que escribió en Facebook cagándose en Dios y en la Virgen. La Fiscalía no acusa porque entiende que sus palabras, enmarcadas en su apoyo a tres mujeres juzgadas en Sevilla por “la procesión del coño insumiso” y en su crítica a la celebración de la Fiesta Nacional del 12 de octubre, están protegidas por la libertad de expresión.
Él mismo, ante la responsable del Juzgado de lo Penal Número 26 de Madrid, declaraba que “mi intención era ejercer mi derecho a la libertad de expresión. No ofender a nadie. Ni a los católicos, ni a los musulmanes, ni a los seguidores de la secta del monstruo del espagueti volador”, una alusión irónica –ha habido que buscarla en la Wikipedia– al ‘pastafarismo’, neologismo derivado de pasta y rastafarismo que surgió como una protesta social en Estados Unidos para oponerse a la difusión en las escuelas de la hipótesis del diseño inteligente, impulsada por sectores políticos y religiosos conservadores durante los mandatos del presidente George W. Bush.
“Los dos textos por los que me acusan tienen un contexto político”, insistió. En el primer caso, como alegato en defensa de la libertad de expresión de las mujeres que estaban siendo juzgadas. En el segundo, como crítica “al expolio y el genocidio de América”. Este extremo tuvo que explicarlo: el 12 de octubre se celebra también el día de la Virgen del Pilar, patrona de la Guardia Civil.