La incidencia del coronavirus en España roza el nivel de riesgo, pero las restricciones, como ocurre desde el fin del primer estado de alarma, va por barrios.
Galicia, País Vasco, Navarra, Aragón, Cataluña, Baleares, Andalucía y Comunidad Valenciana han estrenado el pasaporte Covid a tiempo de pasar el puente de la Constitución. Las más rezagadas son Asturias, Canarias, Murcia y Castilla y León, que todavía se lo están pensando. Y la más resistente, como viene siendo habitual, es Madrid, que no ha tomado más medidas que el test de antígenos que cada persona podrá recoger en la farmacia con su tarjeta sanitaria.
A nivel internacional, el Ministerio de Sanidad apela a la coordinación de los países de la Unión Europea para consensuar las restricciones por la pandemia, pero evita tomar decisiones como Portugal o Reino Unido, que ya exigen una PCR negativa para entrar en su territorio a los viajeros vacunados.
Descartando su obligatoriedad, sí insisten en el departamento dirigido por Carolina Darias en la vacunación. Con la tercera dosis de refuerzo, que empezará a administrarse a toda la población adulta a partir de enero, y con los primeros pinchazos a menores de doce años, aprobados el 25 de noviembre por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
El pasado martes y tras el visto bueno de la Ponencia de Vacunas y la Comisión de Salud Pública, el ministerio aprobaba la vacunación contra el coronavirus para la población de 5 a 11 años. Dirigida a unos tres millones de niñas y niños, la campaña comenzará el 15 de diciembre, dos días después de que lleguen a España 1,3 millones de dosis infantiles de Pfizer.
Ahora son las comunidades las que llamarán a los más pequeños para que reciban sus dos pinchazos –se administrarán con un margen de tres semanas entre el primero y el segundo– según su planificación, ya sea en hospitales, vacunódromos o colegios.