Alba del Prado
El camino hacia el liderazgo de la izquierda a la izquierda del PSOE quedó claramente trazado en la respuesta que la actual vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, dio al candidato a la presidencia del Gobierno, Ramón Tamames, presentado por Vox en su (histriónica) segunda moción de censura contra Pedro Sánchez. La ministra -una de las mejor valoradas del Ejecutivo- aprovechó a la perfección su respuesta al discurso del catedrático de Economía para dejar bien claro por dónde va su manera de entender la política: el pragmatismo como herramienta de gestión política, bandera con el Estado de Bienestar y defensa a ultranza del Gobierno de coalición.
El próximo 2 de abril, en el popular polideportivo Magariños de Madrid -sede histórica del club de baloncesto Estudiantes- la líder de Sumar expondrá formalmente su programa y estrategia no sin antes dejar claro (a Podemos) que es ella misma la que se marca sus tiempos.
Esta segunda moción de censura ha sido vista por el gobierno del PSOE como una oportunidad para lucir logros de Gobierno (ingreso mínimo vital, ley del aborto, Ley Trans) y reformas clave (laboral, salario mínimo, etc.) y para dejar al PP de Alberto Núñez Feijóo alineado, en forma de abstención en la moción de censura, con las posiciones ultras.
Sánchez y Díaz acordaron la estrategia ante la moción: evitar que sus intervenciones fueran vistas como demasiado ‘agresivas’ contra el anciano candidato de la ultraderecha; afrontarla como una oportunidad de sacar pecho de la labor de gobierno, alinear al PP con las posiciones ultras y defender la utilidad del primer gobierno de coalición de la democracia (200 leyes aprobadas) con el fin de tapar las enormes diferencias que han separado a las dos formaciones que lo integran a raíz de la ley del ‘solo sí es sí’.
Nadie quería dejar la impronta de ‘maltratar’ en un debate político a un candidato cuasi nonagenario. La primera condición fue escrupulosamente cuidada por Sánchez, por Díaz y por la práctica totalidad de portavoces.
Puesta de largo
Pero, además, Yolanda Díaz tenía una oportunidad de oro para explicar directamente a la ciudadanía española cuál es su modo de entender la política. Consciente de que iba a ser el centro de atención política, cuidó cada detalle al milímetro: desde su misma entrada en el Palacio de la madrileña Carrera de San Jerónimo, al tono utilizado (tranquilo, asertivo, decidido a veces) al abanico de asuntos tratados…
Díaz acudió al Congreso acompañada por los ministros de Consumo, Alberto Garzón (diputado por IU) y de Universidades, Joan Subirats, por el presidente del grupo parlamentario, Jaume Asens (miembro de En Comú Podem), y el diputado de Galicia en Común, Antón Gómez Reino. Toda una muestra del apoyo con que cuenta antes de presentar de forma oficial su candidatura.
El primero por la escasa alusión a las mujeres realizada en el discurso del ‘candidato’ Tamames, . “Bienvenido a la realidad de 2023”, le llegó a espetar después de afearle la conducta y de dejar meridianamente claro el peso que la mujer ha ganado en la sociedad española en los últimos años.
De militante del PCE a exmilitante comunista, el repaso de Díaz al (no) programa de Tamames-Vox era algo previsible, aunque no por ello dejó de ser jaleado desde la bancada de Unidas Podemos. Especialmente cuando la diputada gallega le recordó que la Transición ni la hizo Tamames ni la élite política de la época, sino «los trabajadores y las trabajadoras», el Partido Comunista de España y, sobre todo, las mujeres que no rubricaron su nombre en una Constitución «huérfana de madres», dijo.
En una semana precedida por la bronca pública entre PSOE y Podemos, Díaz acertó al buscar la imagen de entendimiento entre los dos grandes bloques que forman el Ejecutivo.
Aunque la parte central de su discurso político la centró en defender la democracia de los ataques ultras. Tras reconocer su confusión por escucharlo como candidato de Vox dados sus orígenes, le espetó: “¿Es compatible defender la democracia con la pretensión de entregársela a sus detractores? Sinceramente, creo que no”, para añadir después: “Usted representa en esta Cámara a quienes empuñan la Constitución como arma arrojadiza y se niegan a cumplirla. Su partido está extramuros de la Constitución”.
En una semana precedida por la bronca pública entre PSOE y Podemos a cuenta de la reforma de la ley del ‘solo sí es sí’, Díaz tuvo el acierto político de -bajo la ‘excusa’ de defender la labor del Gobierno-, buscar su propia vía de entendimiento entre los dos grandes bloques que forman el Ejecutivo. La fórmula: el reconocimiento ad nominem institucional, no partidista de la labor desarrollada por la práctica totalidad de los ministros.
Desde las alusiones a la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño, a la de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Pero también, al ministro de Universidades, Joan Subirats por el sistema de becas en marcha que hacen “una democracia mejor”; a la líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, por “cambiar el paradigma” del sistema de atención a la dependencia tras los recortes del PP y, desde luego, a la ministra de Igualdad, Irene Montero, por el Plan Corresponsables —para facilitar la conciliación— y por “garantizar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres”. La líder de Sumar también señaló la labor del presidente Sánchez, de la vicepresidenta Teresa Ribera; del ministro de Cultura, Miquel Iceta; o el de Seguridad Social e Inclusión, José Luis Escrivá, todos de la parte socialista del Ejecutivo. Tampoco faltó la alusión al coordinador federal de IU y ministro de Consumo, Alberto Garzón, por la regulación de las casas de apuestas, “un tema que preocupa a muchas familias”, dijo.
En la parte ‘doctrinal’ el discurso de Díaz habló de construir un país que “garantice y promueva” los derechos humanos con una nueva mirada sobre las políticas migratorias.
En la parte ‘doctrinal’ el discurso de Díaz habló de construir un país que “garantice y promueva” los derechos humanos con una nueva mirada sobre las políticas migratorias. “Queremos profundizar en nuestro gran pacto democrático, revestirlo de más y mejor futuro”, dijo, apostando por replicar los “grandes acuerdos” del diálogo social. No se olvidó de la vertiente europea de España al defender el liderazgo desde nuestro país del pacto verde europeo. Habló también del cambio tecnológico y la descarbonización de la economía como “primer paso”, pero también del fin del “dominio del oligopolio” y la necesidad de avanzar hacia un sistema energético distribuido. Y sobre todo, dejó clara la importancia de la “comunidad, lo público, la solidaridad”, con menciones específicas para la Sanidad y la Educación.
Imagen consolidada
Díaz partía de una buena base: en su labor en el Ejecutivo ha afianzado un liderazgo basado en el diálogo con los agentes sociales, la apuesta por los ERTE durante la pandemia y su buena imagen.
Tras su discurso ante la nueva manipulación de las reglas del juego democrático-parlamentario por Vox, Díaz consolida una imagen de política de Estado, pragmática, centrada en el objetivo común de la labor de Gobierno que, al mismo tiempo, reconoce la labor de las dos formaciones que conforman actualmente el Ejecutivo; es decir, consensua y pone de acuerdo a rivales aparentemente irreconciliables.
Con su discurso no solo recogió los aplausos de socialistas y socios de la investidura sino que sirvió (al propio Gobierno y también al proyecto Sumar) para dejar una imagen de unidad que ‘tapaba’ muchas broncas y diferencias tanto dentro el Gobierno como de la propia coalición IU-Podemos.
Pese a todo, las negociaciones que Díaz mantiene desde hace semanas con Podemos para la puesta en marcha de Sumar, su plataforma electoral, discurren con dificultad y desde la formación morada se insiste en los mensajes de la falta de voluntad de la ministra de Trabajo para llegar a acuerdos.
Díaz mantiene en el 2 de abril próximo la fecha de lanzamiento de su plataforma electoral. Antes de eso, Podemos quiere un acuerdo de coalición con Sumar que le dé unas garantías mínimas. Sin pacto previo es dudosa su presencia en la presentación de Díaz como candidata de Sumar; lo que, evidentemente, no solo desluciría el acto, sino que dejaría una ‘suma’ más corta…
“No nos quieren pensando igual, sino caminando juntas», respondió desde Sevilla la líder de Sumar a las críticas de Podemos
La reivindicación de Podemos: que haya primarias para que las bases decidan quienes serán sus candidatos; algo en lo que Sumar está de acuerdo. La diferencia estriba en que mientras Podemos las quiere antes de las Municipales y Autonómicas, Díaz y su equipo las quieren después, para las elecciones generales previstas para final de año.
Recién concluida la tramitación parlamentaria, la propia Yolanda Díaz mostraba sus deseos de que Podemos esté en el lanzamiento de su candidatura a la que ya han confirmado su asistencia, líderes de la izquierda como Mónica García, o la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, presentes en la reunión de noviembre de 2021 en Valencia, considerada como el nacimiento del proyecto Sumar. “Yo quiero que esté Podemos en ese acto, creo que no hay ninguna razón por la que no pueda estar”, aseguró ,para añadir: “Podemos ha sido y sigue siendo una fuerza política importante en este país”. Pocos días antes de la moción de censura, Yolanda Díaz dejó claros sus planteamientos durante la presentación de Sumar en Sevilla: “No nos quieren pensando igual, sino caminando juntas. Es difícil sumar lo distinto de personas que vienen de tradiciones diferentes, pero cuando coincidimos en el 90% del programa, tenemos que estar a la altura, vengamos de donde vengamos”.