Yolanda Díaz ha asumido el reto de relanzar el espacio político a la izquierda del PSOE. Sin confirmar todavía que será candidata en 2023, la vicepresidenta segunda va a liderar un proceso de diálogo con la sociedad civil que quiere servir para ensanchar las fronteras, electorales y sociales de Unidas Podemos, menguantes de forma sostenida desde 2016. Sin ir contra los partidos, Díaz quiere trascenderlos con la idea de levantar un movimiento político para la próxima década. Con la cobertura de Pablo Iglesias desde los medios de comunicación y la sintonía con Ada Colau, la ministra de Trabajo tiene en la cabeza un proyecto basado en la defensa de los derechos humanos, del “trabajo decente” y del medioambiente.
Yolanda Díaz ya había dejado caer este verano su visión sobre el futuro de la izquierda a la izquierda del PSOE. Lo hizo, por ejemplo, en una entrevista concedida a la Ser a finales del pasado mes de julio, que pasó relativamente desapercibida en el ambiente vacacional de esos días. “Hay una misión de levantar un proyecto de país para la próxima década”, afirmaba entonces la vicepresidenta segunda, subrayando que se trata de “ilusionar con levantar un proyecto de país, de democracia con salarios dignos, acceder a una vivienda, pagar la factura de la luz, una educación pública de calidad, en definitiva, de la vida de la gente”.
“Me lanzo a levantar un proyecto de país”, ha anunciado Díaz, con el objetivo de articular una “izquierda desangelada, desestructurada, pero que comparte un mismo escenario de futuro”
Ahora, con el final de las vacaciones y el inicio del curso político, esa idea más o menos difusa empieza a tomar forma y Yolanda Díaz asume la responsabilidad de impulsarla desde ya. La Universidad Popular de Podemos Asturies, celebrada el pasado fin de semana en Gijón, sirvió como puesta de largo del proyecto político que Díaz tiene en la cabeza. La ministra anunciaba que “me lanzo a levantar un proyecto de país”, con el objetivo de articular una “izquierda desangelada, desestructurada, pero que comparte un mismo escenario de futuro”. Se dirige a ellos con un horizonte a 10 años vista para “generar cierta ilusión y esperanza en mucha gente que está esperando”.
La primera fase de ese “proyecto de país”, pasa por iniciar un “proceso de escucha” con organizaciones sociales, sindicatos e intelectuales. Ese es el punto de partida de un movimiento que colocará “la vida en el centro, los derechos humanos en el centro, el trabajo decente en el centro y el planeta habitable en el centro”, según explicaba Díaz, que subrayaba después, durante su intervención en el acto de Gijón, que “quizá la gran utopía realizable del siglo XXI se llama planeta habitable. Esa es la gran tarea que tenemos que construir. Con trabajos decentes y dignos”.
De las palabras de la ministra -y de esa expresión, “trabajo decente”, habitual en sus intervenciones- se desprende un ‘laborismo verde’ que nada tiene que ver con el laborismo británico actual y la impronta socialiberal de la tercera vía de Tony Blair, sino con la atención prioritaria a los problemas laborales y la idea del trabajo como puerta de entrada a los derechos de ciudadanía, erosionados con la precariedad actual. No hay que perder de vista que la trayectoria personal y laboral de Díaz ha estado siempre vinculada al sindicalismo y al mundo del trabajo. Es hija de Suso Díaz, un histórico de CCOO en Galicia, y ejerció como abogada laboralista más de una década, antes de dedicarse a la política a tiempo completo.
Los partidos tendrán que esperar
Díaz ha escrito el prólogo para la nueva edición de ‘El Manifiesto Comunista’, que se publica con motivo de los cien años de la fundación del PCE
“No es casualidad” que eligiera una escuela de verano de Podemos para explicitar el arranque de su proyecto político. Es una manera de subrayar que quiere contar con Podemos y que no se trata de un proyecto adanista, que vaya contra los partidos, a pesar de que “los partidos no son los protagonistas de esta fase”. Es importante tener en cuenta que Díaz no pertenece a Podemos, sólo tiene carné del PCE. Rompió el de IU en el verano de 2019, cuando Pablo Iglesias defendió hasta el final la posibilidad de forjar un gobierno de coalición con el PSOE y se encontró enfrente con Alberto Garzón, que enfocó las negociaciones con los socialistas de otra manera y llegó a apostar por firmar solo un acuerdo de gobierno para evitar la repetición electoral. Sus diferencias políticas le llevaron a ello y desde entonces, la relación entre Díaz y Garzón, sin ser mala, se ha enfriado.
Díaz acaba de escribir el prólogo para la nueva edición de ‘El Manifiesto Comunista’, de Karl Marx y Friedrich Engels, que se publica con motivo de los cien años de la fundación del PCE. El prólogo, reproducido íntegramente por El País hace unos días, explica que se trata de “un libro que nos habla de utopías, encriptadas en nuestro presente, y en el que late, hoy como ayer, una tan vital como apasionada defensa de la democracia y la libertad”. El PP, por cierto, ya se prepara para hacer oposición sobre este tema, registrando una pregunta a la vicepresidenta en el Congreso.
El principal activo político de Unidas Podemos
Se ha estrenado en el CIS como la líder política más valorada del país, con una nota de 4,6, superando al presidente del Gobierno
Fuentes próximas a la ministra de Trabajo explican que “en cuanto ella detectara palos en las ruedas” por parte de los partidos, el proceso se interrumpiría. Pero estas mismas fuentes consideran altamente improbable que eso ocurra. Sí cabe la posibilidad de que algunas personas en las direcciones de los partidos interpelados en primer lugar, Podemos e IU, se resistan, descontentos ante la posibilidad de quedar relegados en los nuevos espacios de decisión que aparezcan. Pero en las bases de los partidos el consenso es amplísimo en torno a ella. Y parece que las direcciones son conscientes. Hace pocos días, en una entrevista concedida a Público, la nueva secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, subrayaba que “Yolanda Díaz es el Plan A, el Plan B y el Plan C de Podemos”.
En el acto celebrado en Gijón, la vicepresidenta segunda no asumió la hipotética candidatura electoral del proyecto si termina llegando a buen puerto -“no hablo de ser candidata, que no toca, hablo de algo mucho más importante”, afirmaba Díaz en Gijón- Pero todo el mundo en el espacio de Unidas Podemos y alrededores asume que ella será la candidata. Que no lo fuera sería una tremenda sorpresa, muy negativa para un espectro político huérfano de liderazgos potentes tras la retirada de Iglesias.
No hay ninguna duda de que Díaz es, de largo, el principal activo político del espacio a la izquierda del PSOE. Y el CIS lo viene recogiendo desde hace tiempo. Siempre ha estado en el podio de ministras mejor valoradas, tras Margarita Robles y Nadia Calviño, pero este verano se estrenaba en el sondeo como la líder política más valorada del país, con una nota de 4,6. Díaz supera al presidente del Gobierno que saca un 4,2, y a Íñigo Errejón, de Más País, que también llega al 4,2. Por detrás queda Pablo Casado, con un 3,6.
La cobertura mediática de Iglesias

Los posibles desacuerdos que puedan aparecer en las direcciones de los partidos se van a encontrar también con la oposición de Iglesias, que está en sintonía con la idea, según explicaba en su primer artículo en Ctxt, titulado ‘¿Y si gobernaran PP y Vox?’. Ante este riesgo, Iglesias entiende que “las izquierdas diferentes al PSOE en todo el Estado deben aumentar su colaboración y compartir espacios de reflexión estratégica”. Y subraya: “la izquierda debe explorar vías confederales para la reorganización de un Estado compartido, más acordes con la plurinacionalidad […] Aunque algunas de estas fuerzas políticas puedan competir electoralmente, pienso que deberían acordar una hoja de ruta común en la negociación con los socialistas”.
El exvicepresidente segundo se ha lanzado a dar la “batalla cultural e ideológica”, como la denomina en ese mismo artículo de Ctxt, en los medios de comunicación. Aparte de la colaboración periódica con Ctxt y su presencia en las tertulias de Hora 25, en la Ser, y en la catalana RAC 1, esta semana se conocía que también publicará artículos en Gara y Ara, los diarios de referencia de la izquierda independentista vasca y catalana, respectivamente.
“Creo que la izquierda debe asumir que el terreno de la cultura y la ideología es tan decisivo como el institucional y el de la movilización social”, explica Iglesias en el artículo de Ctxt. “La lección de mayo en Madrid, con la victoria del PP más ultra jamás visto, debe poner en alerta a todos los demócratas y a toda la izquierda por su capacidad de irradiación”, porque “lo que llevamos perdiendo tantos años en Madrid no son solo elecciones, sino una batalla cultural e ideológica”. Y a esa batalla se ha lanzado multiplicando su aparición en medios, recuperando el rol sobre el que sustentó el lanzamiento de Podemos en 2014.
La complicidad de Ada Colau

Yolanda Díaz también cuenta con la complicidad de Ada Colau, con quien se ha dejado ver públicamente en los últimos meses. La última, esta misma semana, visitando el paraje de protegido de La Ricarda, afectado por la planeada –y abortada- ampliación del aeropuerto de El Prat. El jefe de gabinete de Díaz, Josep Vendrell, juega un papel clave en ese nexo con Colau y con la dirección de Catalunya En Comú. Vendrell es un histórico de Iniciativa per Catalunya, partido fundador del Catalunya En Comú y, como su jefa, cuenta con un marcado pedigrí comunista, ya que arrancó su trayectoria política en las filas del PSUC, el partido hermano del PCE en Cataluña. Hasta su incorporación al gabinete de Díaz, tras su nombramiento como vicepresidenta del Gobierno, Vendrell ocupaba el cargo de coordinador del grupo de los comuns en el Parlament catalán.
Díaz y Vendrell forjaron una muy buena relación en los años en los que coincidieron como diputados de Unidas Podemos, ya que Vendrell fue el número tres de la lista que encabezaba Xavier Domènech y que ganó las elecciones en Cataluña en diciembre de 2015. En 2016 repitió y mantuvo su escaño hasta 2019. Vendrell, de 52 años, ya tiene experiencia como jefe de gabinete. Ejerció como tal para Joan Saura en la época del tripartito.
Fuentes cercanas a Díaz destacan la buena relación que mantiene con Colau, al igual que con la vicepresidenta de la Generalitat valencia, Mónica Oltra. Fueron Oltra y su partido, Iniciativa del Poble Valencià –escisión de la federación valenciana de IU-, quienes defendieron mantener la alianza electoral con Unidas Podemos cuando la otra pata de Compromís, el Bloc, apostó por concurrir a las generales de noviembre de 2019 de la mano de Iñigo Errejón. Un Errejón con el que el acercamiento, de momento, “es más ruido que nueces”, según estas fuentes. “No se construyen así los espacios”, explicaba Díaz en la Ser cuando le preguntaron por su acercamiento con el líder de Más País. “Los espacios, para que sean exitosos, no se hacen por arriba, sino por abajo”, zanjaba la vicepresidenta.
Ya llegará el momento de entenderse con los partidos. De momento, Díaz está poniendo los cimientos de un proyecto que quiere sustentar también en su creciente peso político en el gobierno presidido por Pedro Sánchez. Una vez desbloqueado por el presidente la subida del SMI, tan largamente defendida por Díaz, la vicepresidenta ha confirmado su presencia en la Mesa de Diálogo político con la Generalitat catalana, convocada para este mes.