El ascendente de José Luis Rodríguez Zapatero en el entorno presidencial se ha multiplicado con la decisión sobre el Sáhara y el acercamiento entre Moncloa y la nueva cúpula de Prisa. El expresidente siempre ha salido en apoyo de Pedro Sánchez, incluso en los momentos en los que Felipe González y el resto de la vieja guardia y los principales barones daban más duro al presidente. Le apoyó con los indultos, con el acercamiento a EH Bildu y tendiendo puentes con Pablo Iglesias. Pero ahora, aparece como uno de los autores intelectuales del cierre de la crisis con Marruecos y del alineamiento entre Moncloa y la nueva Prisa de Josep Oughourlian, moviendo contactos e influencias.
La ofensiva mediática del Gobierno para explicar su decisión sobre el Sáhara ha tenido dos protagonistas. Uno, previsible, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares. Y otro, más sorprendente, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, con dos entrevistas clave. Primero en la Ser, en Hora 25, el mismo viernes que se conoció la noticia y, pocos días más tarde, en El País. Tres ideas fundamentales de sus palabras -las que ha repetido el argumentario de Moncloa desde entonces-: no hay ningún giro, porque él ya apoyó el plan de autonomía en 2008; hace falta abrir nuevos caminos en un conflicto en el que “nada se ha movido en 50 años”; y no se vulnera el marco de la ONU, porque ya ha contemplado ese plan en sus resoluciones y porque, en última instancia, serán los saharauis lo que tengan que aceptarlo.
El expresidente concedió sendas entrevistas en la Ser y ‘El País’ en las que adelantó el argumentario del Gobierno sobre el Sáhara
Nuevo capote del expresidente a un Pedro Sánchez para el que se ha convertido en algo muy parecido a un ángel de la guarda, que le protege cuando vienen mal dadas y le echa una mano para alcanzar sus objetivos. Cuando el Gobierno aprobó los indultos a los líderes políticos catalanes, Zapatero afirmó que la decisión podía ayudar “a lo que todos los españoles queremos, que es que las cosas estén mejor entre Cataluña y el resto de España, que el independentismo pierda fuerza y que el diálogo se recupere”. Cuando le llovían las críticas a Sánchez por el apoyo de EH Bildu, en una entrevista a García Ferreras en La Sexta, Zapatero defendió el acercamiento a EH Bildu como parte de la coherencia y la generosidad de la democracia, que puso como condición “para estar en las instituciones” renunciar a la violencia. Y, concretamente, sobre Arnaldo Otegi dijo en la Ser hace algunos meses que “contribuyó decisivamente al fin de la violencia” de ETA.
Tampoco hay que olvidar que Zapatero jugó un papel muy relevante en la construcción del acuerdo de gobierno entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. La mediación que no fue capaz de sacar adelante en Venezuela, entre gobierno y oposición, fue capaz de engrasarla entre dos líderes entre los que siempre había primado la desconfianza y no existía ningún tipo de afinidad personal. Zapatero defendió el acuerdo con Unidas Podemos incluso en los momentos más duros de la fracasada legislatura de 2019. Y mantiene buena relación con Iglesias desde que se conocieron personalmente en 2014, en una cena organizada por José Bono. Suyo fue el mensaje que reveló Iglesias en el Congreso, en el último debate de investidura antes de la repetición electoral de noviembre de 2019, en el que le instaba a renunciar a la cartera de Trabajo.

La posición de Zapatero es tanto más llamativa porque ha ejercido de contrapeso de la otra gran figura del socialismo español: Felipe González. La situación a la interna del PSOE está mucho más calmada tras el armisticio del 40 Congreso Federal, celebrado en octubre. Pero no hace tanto que González -como parte de los barones, con Emiliano García Page a la cabeza- no perdía ocasión de tirar con bala a Moncloa. Hace menos de un año, el expresidente visitaba ‘El Hormiguero’ y dejaba claro que no le gustan los indultos a los líderes catalanes en prisión y que él no los hubiera concedido. “¿Tú te sientes representado por el PSOE de Pedro Sánchez?”, le preguntó Pablo Motos. “Yo soy del PSOE pase lo que pase”, aseguraba González. Hasta con alguien como Sánchez liderándolo, le faltó añadir.
El círculo de influencia del zapaterismo vuelve a escena
Pero Zapatero no sólo está sirviendo de escudo a Sánchez. De su mano, vuelven a la escena política tres nombres clave en el devenir de sus gobiernos, que vuelven a ser fundamentales en el escenario empresarial de la ‘era Sánchez’: Miguel Barroso, José Miguel Contreras y Javier de Paz. Los tres -junto a Antonio García Ferreras- participaban en los partidos de baloncesto que se celebraban en la cancha que Zapatero se hizo construir en Moncloa. Unos partidos que sirvieron, entre canastas y faltas personales, para definir el panorama mediático que dio a luz a medios como La Sexta, Cuatro y Público.
Los nuevos fichajes de Prisa llevan el sello de Barroso y, por extensión, de Zapatero. Desde el ex TVE Fran Llorente hasta el empresario Rosauro Varo, nuevo vicepresidente
A día de hoy, sobre Miguel Barroso, primer secretario de Estado de Comunicación del expresidente, orbita la unidad de acción entre el entorno de Pedro Sánchez y Prisa, en un remedo del Prisoe de los años 80 y 90. Desde su salida del Gobierno, Barroso ha llevado una vida discreta a distancia de los focos, tras su matrimonio con la desaparecida Carme Chacón, y alejado de la comunicación política. Desde 2006 hasta finales de 2008 fue director general de Casa de América de Madrid, pasó por Fnac y desde 2015 ha trabajado para el gigante de la publicidad y las relaciones públicas WPP. Pero su desembarco en el consejo de Prisa, hace justo un año, da una idea de por dónde quiere que camine la editora de ‘El País’, su nuevo presidente, Joseph Oughourlian.
Por su parte, Contreras, que fue el primer consejero delegado que tuvo La Sexta tras su fundación, secundado en el puente de mando de la cadena por Antonio García Ferreras y apoyado por un conglomerado empresarial en el que la Mediapro de Jaume Roures jugaba un papel central, también influye, aunque sin ningún cargo de responsabilidad. Influye y hace negocios, porque LaCoproductora, el proyecto que fundó en 2019, cuando abandonó la producción ejecutiva de ‘El Intermedio’, se ha incorporado al organigrama de Prisa.
Los correos del ‘zar’
Como en los mejores tiempos del zapaterismo, Barroso y Contreras habrían ejercido de emisarios del presidente en los últimos tiempos. En este caso, con el defenestrado Iván Redondo para transmitirle la intención del presidente de que continuara en el Gobierno. Ambos han negado la mayor, pero El Confidencial publicó los SMS que se habrían cruzado con Redondo. Le advirtieron, siempre según la versión publicada por El Confidencial, que de no aceptar ser “ministro o seguir de jefe de Gabinete” sería interpretado como un “desafío al presidente” y tendría consecuencias. Y vaya si las tuvo. El retorno a la zona de influencia de Moncloa de los conocidos en su día como ‘los migueles’ está dando lugar a todo tipo de especulaciones sobre los equilibrios de poder en las cercanías del presidente Sánchez.

Todos los nuevos fichajes de Prisa llevan el sello de Barroso y, por extensión, de Zapatero. Desde Fran Llorente -antiguo responsable de Informativos de TVE entre 2004 y 2012, que llega a Prisa para hacerse cargo de su nueva área vídeo- hasta Rosauro Varo, nuevo vicepresidente no ejecutivo del grupo. Empresario de éxito, que empezó en la noche sevillana, dio la campanada con la venta de Pepephone, de la que era vicepresidente, y no faltan las informaciones que le conectan muy bien con la alta política española, especialmente con referentes del PSOE como el propio Zapatero y con el socialismo andaluz.
La tercera pata de este triunvirato es Javier de Paz, amigo del expresidente y consejero de Telefónica desde 2007 -se ha conocido hace poco que se mantendrá en el cargo otros cuatro años-. Cuenta la leyenda que Zapatero se convirtió en diputado en 1986 después de que Javier de Paz pidiera renovar las listas electorales con jóvenes valores socialistas, en la época en la que lideraba las Juventudes del partido, entre los 80 y principios de los 90. De Paz dejó huella en ese mandato, y llegó a enfrentarse con Felipe González al anunciar que las Juventudes Socialistas harían campaña en contra de la entrada de la OTAN, aunque posteriormente llegó a reconciliarse con González y llegó a ocupar el cargo de director General de Comercio Interior del Ministerio de Comercio.
Zapatero lo fichó de la empresa privada en 2004 para hacerse cargo de Mercasa. Ese era su cometido oficial. Entre los oficiosos, tender puentes con el por entonces presidente de Telefónica, César Alierta. Tan sólidos fueron esos puentes que le condujeron al consejo de la compañía. No hay que perder de vista que con los movimientos en la cúpula de Prisa desde 2018 quien ha ganado influencia de forma decisiva ha sido la Telefónica de José María Álvarez-Pallete, en detrimento de un Santander que tenía al anterior presidente del grupo, Javier Monzón, un hombre de confianza de Ana Botín. Así las cosas, no es de extrañar que, en el acto de presentación del plan anticrisis que convocó Sánchez el pasado lunes ante el empresariado, uno de los pocos primeros espadas del Ibex que estuvo presente fuera Álvarez-Pallete.